Futuro extremeño

Promesas en campaña

Juan Fernando Ramón Sánchez // Torremayor (Badajoz)

Las campañas electorales ya no son lo que eran. Antes escuchaba uno, con más o menos crédito, al candidato de turno aportar las soluciones a la mayoría de problemas concretos que la localidad o comunidad autónoma presentaba. Básicamente el mensaje de todos se resume en más servicios con menos impuestos, más inversión del dinero público. Como si el dinero público fuera el maná que cae del cielo gracias a la misericordia del todopoderoso padre estado-comunidad autónoma-ayuntamiento. Olvidando que el único dinero público que existe es el del contribuyente y para aumentarlo tan solo hay dos soluciones posibles, o se incrementan los impuestos o se incrementa la deuda pública; esa misma que tenemos contraída usted, amigo lector, y yo, unos 25.160 euros por barba.

Produce urticaria no escuchar ni una sola solución a la situación que vive el campo extremeño, por poner un ejemplo. El cereal se sigue pagando al mismo precio desde hace la friolera de 33 años o cómo la naranja multiplica por 20 su precio al llegar al mercado. Respecto a la ganadería encontramos una situación parecida. Irremediablemente unida a esta situación junto a la falta de un tejido industrial sólido, encontramos de la mano al paro y la despoblación. Algunos han propuestos como solución crear una consejería, como si las consejerías hubieran sido la solución a los endémicos problemas que padecemos los extremeños. Tras 40 años de democracia podemos afirmar sin equivocarnos que seguimos siendo la última región de España.

De lo que podemos estar seguros es de la actividad frenética de nuestros candidatos políticos durante la campaña, allí donde hay un acto aparecen buscando el rédito político del ansiado voto, hasta hubo quienes colocaron un cartel anunciando la construcción de un hospital fantasma, cartel que también pagaremos en cómodos plazos a pesar de haber ordenado la junta electoral su retirada. Twain estaba en lo cierto cuando afirmó que es más fácil engañar a la gente que convencerlas que habían sido engañadas.

LA ENFERMEDAD

«Este año sobra»

Pedro Jesús Soto // Mutilva (Navarra)

Cuando a raíz de un simple y rutinario control médico te comunican que se ha instalado en tu cuerpo, para quedarse, una de esas denominadas largas y penosas enfermedades, te vaticinan con toda probabilidad un periodo corto de vida. Ahí comienza un último año de sufrimiento. La maldita enfermedad te obliga a dejar el trabajo y a tratarte en el hospital; sufres y te ven sufrir tus allegados y nada lo puede evitar; en algún momento llegas a desear que todo acabe, pero ese momento no llega ni el ordenamiento jurídico te lo facilita.

La última vez que nos vimos, tú misma nos hiciste saber con la entereza que siempre tuviste que sería la última y en la despedida, con esa maestría e improvisación que te caracterizaba, acertaste a decir: «Este último año me sobra».