SANIDAD

Al servicio sanitario extremeño

Juan Fernando Ramón Sánchez // Torremayor (Badajoz)

Arthur Schonpenhauer decía que toda verdad atraviesa tres etapas, primero es ridiculizada, después encuentra una violenta oposición para finalmente ser aceptada. Algo de esto ocurre con la sanidad extremeña en general y en particular con el Hospital Universitario de Cáceres. Desde su apertura anda sufriendo las etapas que tan bien describió el filósofo prusiano.

Es cierto que existen muchas particularidades que podrían ser mejorables en la sanidad extremeña, que sus profesionales día a día sufren en sus carnes de alguna carencia que otra, pero mentiríamos si no aceptamos que tenemos un sistema sanitario del que sentirnos orgullosos, universal y gratuito, con todo lo que ello conlleva. Que los profesionales que realizan su trabajo día a día en el SES tienen una alta cualificación y luchan por ese estado de bienestar tan ansiado y que las instituciones en Extremadura funcionan, que aunque haya que recurrir a algunas siempre se obtiene respuesta.

Respecto al Hospital Universitario de Cáceres, servicio que he tenido que utilizar por razones que no vienen al caso, he encontrado unas instalaciones maravillosas, un personal, a riesgo de repetirme, extraordinariamente formado. Nada que envidiar a otras comunidades autónomas, es hora de ir perdiendo los complejos. Por ello y convencido tras una estancia breve pero intensa, me gustaría agradecer desde esta ventana, que es el Periódico Extremadura, al servicio de Cirugía Plástica del Hospital Universitario de Cáceres por su buen hacer, a los profesionales que nos han atendido por su calidad humana y sensibilidad, no todo entra en la nómina, al consejero de Sanidad en lo que le pueda tocar, al director general de Asistencia Sanitaria del SES por contestar a los correos electrónicos en plena siesta, a la Defensora de los Usuarios del SES por su implicación en la defensa de los derechos de los ciudadanos y ciudadanas extremeñas. A todos ellos también pedirle disculpas si en el algún momento de la espera, ese temido mal que afecta a todos los sistemas sanitarios gratuitos y universales, con mi actitud les he podido resultar impertinente, y sobre todo animarles a seguir luchando por la sanidad, uno de los pilares básicos de la sociedad extremeñas. Agradecido y orgulloso.

Espionaje

Venezuela, un paraíso

Felipe Seara Navarro // Madrid

Un fallo informático del espionaje estadounidense ha puesto al descubierto el siniestro plan para hacernos creer que el paraíso venezolano es un infierno. Los cuatro millones de emigrantes no son sino unos turistas así disfrazados, a los que se les ha pagado unas largas vacaciones en el extranjero a cuenta de las futuras ventas del petróleo. Lo mismo se dice de los manifestantes y agitadores internos. Incluso el purísimo Errejón, que había aprovechado una oportunidad que no había tenido desde lo de la universidad malagueña, ya ha reconocido que los venezolanos, además de las tres comidas, también meriendan. El brutal aumento de personas con hambre registrado por la ONU se debe solo a una astuta campaña de dietas «saludables», manipuladas desde el extranjero por los de siempre. El bendito espíritu de Chávez aparecido en forma también de pájaro sobre su apóstol Maduro parece augurar, pues, otro éxito bimilinerario, esta vez, que buena falta le hace, a Venezuela.