MINISTERIO DE TRABAJO

Institucionalización de la pobreza

Ángel Morillo Triviño // Castuera

No quieren ni a tiros soltar el Ministerio de Trabajo en manos de la señora Valerio que ya traicionó a todos los trabajadores, y muy especialmente a sus paisanos extremeños que son los que menos ganan de España, al negarse a derogar las reformas laborales del 2010 y 2012 como había prometido en campaña. La ministra, que con perdón y sin ánimo de ofender, Dios me valga, debería «pintorrejearse» un poquito menos para no parecerse a Toro Sentado, ya debería haber presentado su incondicional dimisión por engañar a todos los trabajadores que sin ser socialistas votaron a su partido ilusionados con que, cuanto menos, iban a dejar de ser tan pobres como ahora siguen siendo. Su engañoso comportamiento, recuerda lo que ha manifestado un famoso escritor: «El sueño del liberalismo actual -cronificar la pobreza- está en vías de cumplirse. Dice el Banco de España que los jóvenes ganan menos que los de hace una década. En otras palabras: la miseria se ha institucionalizado. No se muere uno de pobre, se muere siendo pobre, lo que supone una conquista sin parangón desde el punto de vista de la armonía social». «La estabilidad política, ante todo. No corremos el peligro de que las fuerzas revolucionarias arrastren a las masas porque las masas se hallan en las fábricas y en las oficinas, cobrando salarios de hambre, aceptándolos, asumiéndolos, doblegándose por fin a la idea de que esto es lo que hay. Descabezados los movimientos sindicales, ensimismados los partidos políticos de izquierda, globalizado al fin el pensamiento ultracapitalista, no hay barrera que impida el avance ordenado de la penuria. Sólo conviene medir la temperatura social de vez en cuando, por si fuera preciso introducir alguna medida correctora: fingir escándalo, por ejemplo, ante el precio de la vivienda o de la luz, pero explicar urbi et orbe, a través de los telediarios, la distorsión insoportable que introduciría su regulación en los mercados».

No recuerdo de quien es la frase, pero es exactamente la realidad del neoliberalismo intrínsecamente de la izquierda: «Malditos aquellos que con sus palabras defienden al pueblo y con sus hechos lo traicionan».

MEDIOAMBIENTE

Civilización a la basura

Maria Elisa Aragonés // Tarragona

Recuerdo un mensaje de Félix Rodríguez de la Fuente: «Lo que nos diferencia de otras épocas es la basura. Coches viejos apilados en cementerios; bolsas de plástico y envases sin retorno; venenos y sustancias químicas que se acumulan en los seres vivos. Se le puede llamar la civilización de la basura». Para añadir más preocupación, algunos ya nombran la gran basura de personajes políticos que no hacen nada para solucionar este gran problema.