EL CONFLICTO CATALÁN

Detengamos esta locura

Jesús Díez

Jubilado

No me gustan las banderas ni los himnos alentadores de pasiones supremacistas. Nací en Cataluña, en una familia castellana, y me esforcé en hablar catalán a los 18 años; hoy tengo 74. Trabajé por la cultura catalana y recorrí España sintiendo la admiración hacia nuestro desarrollo y europeísmo. Pertenezco a una generación republicana que creció políticamente más preocupada por el Estado que por la nación; preocupada por la libertad y la democracia, y en contra de aquellos que anteponen el filofascismo supremacista de la identidad. Nos han robado la patria: tanto los que querrían decretar el estado de excepción como los que alimentan con mentiras el odio a España.

Lamento las durísimas penas de cárcel de la sentencia, aunque no los considere presos políticos. Tampoco me parece que los derechos de expresión y manifestación estén en peligro, pero condeno las violencias de hoy y las del 1-O. Es una falacia aseverar que votar es siempre democrático. Dependerá, por ejemplo, de que no se tenga que decidir algo extremadamente complejo con una votación binaria, teniendo la Constitución y a la mayoría social en contra. Pregunten a cualquier dirigente del ‘procés’ si de ser presidente del Gobierno español podría aprobar un referéndum de autodeterminación. De ser honrado confesaría que no, que debería cambiarse la Constitución.

Es hora de detener esta hemorragia que nos ha hecho perder amistades, romper lazos afectivos, y a muchos de nosotros, ‘els altres catalans’, nos ha humillado, insultado y ninguneado sin la más mínima empatía. Una sociedad herida y enferma. El tuit de Bozzo protestando porque el TNC contrata a Joan Ollé. ¿Y los «putos perros» de Toni Soler? Detengamos esta locura.

COMICIOS DEL DOMINGO

Bajará la participación

Victoriano Sánchez

La Palma

Un experto recomendaba ver el debate televisivo de los cinco candidatos con especial atención y dejando a un lado la mochila ideología que todos llevamos. Hay medios que pronostican una leve caída del partido que está en el Gobierno, y que en el supuesto de que sacará menos de los 125 escaños de los que dispone, sería un motivo de dimisión. Permítanme que lo dude. Mientras tanto, en alguna encuesta ponen el foco en orientar más el voto que a predecir el resultado, como es el escarnio que están haciendo con Albert Rivera y Ciudadanos. ¿Quién saldría beneficiado de todo esto? El bipartidismo. Lo que es evidente es la falta de diálogo y consenso entre todos los agentes políticos. ¿Dónde quedaron los hombres de Estado? El hartazgo de los ciudadanos es mayúsculo con esta situación de ingobernabilidad, y más con lo que está ocurriendo en Cataluña. Lo que me atrevo a pronosticar es que en los comicios del próximo 10 de noviembre bajará la participación.