EDUCACIÓN

Clases no presenciales

Joan Quintana

Alguien cercano a mí tiene una escuela privada para niños y jóvenes. Con el confinamiento empezó a impartir las clases por videoconferencia. Después de superar las dificultades de adaptación iniciales, acabaron siguiendo el ritmo que llevaba antes. Incluso dice que algunos alumnos estaban más concentrados y aprovechaban mejor las clases, porque encontrarse con otros después del colegio les hacía distraer más. Esta nueva normalidad también permitiría prescindir de un local, cosa que eximiría al propietario de pagar un alquiler. El único obstáculo que hay que vencer es el prejuicio de los escépticos que no ven claro pagar por una educación no presencial. Aun así, si algo hemos aprendido es que podemos seguir trabajando a distancia y obtener resultados. El tiempo dirá si esta inesperada situación ha sentado un nuevo precedente.

HEROIDICIDADES

Instintos animales

Luis Cabaneiro Santomé

Lugo

En ocasiones nos dejamos llevar por instintos que confirman que somos animales, aunque, también, a veces, nos mueven nobles valores que nos confirman que somos racionales, siendo frecuente movernos por impulsos que nos hacen humanos, y, menos frecuente , por muy fuertes impulsos que nos convierten en héroes, como dar la vida por los demás en acciones temerarias que solo pueden partir de lo más profundo del alma y que nos aportarían importantes beneficios espirituales si aún pudiéramos disfrutarlos; o, plantearnos seriamente la posibilidad de no darla si tenemos la oportunidad de utilizar un momento la razón, lo que nos hará reflexionar sobre el por qué de tan heroica acción y recapacitar si es mejor dormir en casa, cobarde y con Asunción , o en una caja, héroe y condecorado por la nación.

LA CRISIS DEL COVID-19

Seguiremos luchando

Isabel Franco

Barcelona

Todos hemos leído, oído, pensado alguna vez que estos días de confinamiento iban a cambiar sustancialmente nuestra manera de ser y entender la vida. Yo estoy segura de que no. El ser humano tiende a recuperar todos aquellos vicios y hábitos que nos hicieron sentir bien en un tiempo mejor. Lo que sí va a quedar en nuestro relato va a ser la coletilla de «antes de», «durante» y «después del confinamiento», como cuando nuestros padres o abuelos decían aquello de «antes de la guerra» o «después de la guerra» y muchas veces ni escuchábamos. Vendría a ser como nuestra guerra frente a un enemigo invisible a nuestros ojos. Veremos cómo se comporta este virus con nosotros, pues no descarto que nos castigue mucho más. Nos tocará seguir luchando y, sobre todo, no rendirnos.

GRANDES CIUDADES

Elogio al silencio

Joan Fardelart

Barcelona

En una ciudad atestada, el sonido de los pájaros en plena encerrona trajo al presente algo olvidado que había quedado ensordecido a oídos de los urbanitas; que el silencio, a veces, es un buen compañero. Nos facilita la concentración, nos ayuda a conciliar el sueño, nos permite percibir otros sonidos de baja intensidad que también abundan en las ciudades: la lluvia, el aleteo de las aves, el viento. Pero mi particular elogio del silencio en estos interminables meses se veía frustrado a diario en el momento en que algún virtuoso de la música o el canto decidía, con más o menos dicha para los vecinos, ofrecernos conciertos gratuitos des del balcón de casa entre las ocho, hora de los aplausos, y las doce de la noche, hora del trankimacín. A pleno pulmón, estos cantantes anónimos se ensañaban con los que asistíamos, resignados, al espontáneo acontecimiento. La gente aplaudía, no sé si fruto del aburrimiento crónico o para poner punto y final al acto que a veces acababa con un bis. Con la entrada en la nueva normalidad la ciudad ha ido aumentando decibelios y hemos pasado del canto de los pájaros al batiburrillo de las terrazas. Menos mal que nos han dejado volver a expresarnos a grito pelado delante de una cerveza, de lo contrario este país se hubiera vuelto ingobernable.