Àngels Garcia

Consultora. Argentona (Barcelona)

EL PROBLEMA DE LA VIVIENDA

La gente que vivimos de alquiler sabemos de lo que hablamos cuando, al entregar la fianza, sabemos que la entregamos de manera perpetua y no temporalmente como debiera ser. Conocemos el frío por la espalda cuando la lavadora que había en el piso se escacharra, o el lavaplatos deja de lavar, o se te ensucia la pared... La ley, con tal de proteger al propietario de los ocupas, le proviene de todo tipo de derechos que en el caso de que seas un inquilino al uso -de los que pagan religiosamente, tratan bien el piso...- te deja vendido.

En los contratos hay cláusulas que dicen que si algo se estropea, por culpa del inquilino o no, lo arregla y paga el inquilino. ¿No te gusta la cláusula? Hay 20 más que quieren el piso.

Cuando te vas, el propietario va mirando el piso y te va descontando a su gusto de la fianza; 50 euros por una mancha, 220 euros porque hará falta una mano de pintura... Después de siete años es complicado que todas las paredes estén impecables y se discute si lo debe arreglar el inquilino ya que no es por mal uso si no por uso. En otros negocios no pasa. Cuando, por ejemplo, se alquila un coche, si se devuelve con un rasguño (mal uso) se hace pagar al cliente pero si se devuelve con las ruedas gastadas (uso) no es así. Volviendo a la fianza, el propietario te ha quitado sin comerlo ni beberlo 900 euros de una fianza de 1.400. ¿No te gusta? Te invitan a ir a un abogado, que ya por si solo te va a valer el doble. La ley no funciona ni para evitar la entrada de ocupas ni para defender los derechos de los inquilinos razonables, así que no sé a qué esperan los responsables a hacer algo sobre el tema.