En Alemania, en 1952, se ilegalizó el partido socialista de Reich. En 1956, el Partido Comunista Alemán por aspirar a la dictadura del proletariado.

La Constitución francesa en su artículo 4 establece que los partidos deben respetar los principios de soberanía nacional.

En 1987, el presidente de la república francesa Valéry Giscard d’Estaing ilegalizó a los vascos de Iparraterrak y a los corsos de Aris Corsa. Por su puesto, no pasó nada

En España, lo anómalo es que toleremos y subvencionemos a partidos cuya praxis y única razón de ser es destruir nuestra nación.

Los complejos de nuestros políticos no han desaparecido y ya han pasado más de 42 años del franquismo.

¡Qué pena me dan los líderes políticos que no están a la altura de las circunstancias!