La contaminación es uno de los problemas más graves que sufrimos, y cada día va a peor. Es la causante de siete millones de muertes al año, de la desaparición de diversas especies, del deterioro de la salud de muchas personas, del oscurecimiento global y de la recarga de acuíferos entre otras muchas cosas.

Y todo ello parece no ser suficiente para hacer que los gobernantes tomen medidas efectivas para frenar esta realidad.

Lamentablemente, solo actúan cuando se disparan las alertas porque unas condiciones meteorológicas o unas emisiones contaminantes han causado un pico de contaminación; y, una vez que esas alertas desaparecen, se deshacen todas las providencias.