Corría el año en curso y en su día nueve del mes de marzo cuando presenté atento escrito en el Registro del Ayuntamiento de Cáceres dirigido al alcalde.

Solicitaba en el mismo la instalación de papeleras, remodelar o cambiar los bancos existentes, la colocación de bolardos o el cuidado de los incipientes arboles.

El 14 de julio, a través del formulario de la web municipal, insisto en lo manifestado más arriba. El 20 de julio reitero lo mismo al correo del señor alcalde.

El día 24 julio recibo un correo de la Secretaría del Grupo Municipal Socialista que me manifiesta que han trasladado al personal correspondiente mi petición para subsanar lo que pedía.

Es día ocho de octubre, y nada de lo solicitado se ha concretado. Los bancos dan verdadero asco, motivo por el que los cacereños y turistas no se atreven a plantar sus posaderas; el recipiente para el correo comercial instalado en mi portal se utiliza como papelera; los perritos siguen haciendo caquita en la calle y los propietarios recogen las heces -cuando las recogen- y depositan las bolsitas en la base de los árboles; se arrancan bolardos y mojones que no vuelven a reponerse; se desplazan contenedores de basura para aparcar vehículos particulares de la zona habilitada para el bus con el consiguiente riesgo para el ciudadano.

Significo que ha sido el que esto escribe el que ha regado los árboles durante todo el verano e igualmente, la zona empedrada.

Los servicios municipales por aquí no aparecen. Y puestos a significar, yo también pago impuestos. Pequeño gran detalle.

Esta petición, de extrema justicia, no es una obra faraónica ni gravosa como para necesitar un préstamo de CaixaBank-Bankia, por poner un ejemplo.

No cuesta nada y hay que hacer caso al ciudadano cuando lo que pide es algo básico, legítimo, nada excepcional.

Tampoco se puede achacar a la terrible situación pandémica que atravesamos, los operarios municipales están más que preparados para dar respuesta a lo que se solicita en tres minutos. Son hábiles y capaces.

Para terminar, y aunque doctores tiene la Iglesia, este pequeño espacio de la calle Fuente Concejo, que comprende desde Caleros hasta la carretera al Santuario, debería ser un espacio peatonal.

Luego, los gobiernos municipales solicitan participación ciudadana, he aquí el resultado: Ni -con perdón- puñetero caso.