Heráclito de Éfeso afirmaba que el fundamento de todo está en el cambio incesante, en una estructura de contrarios. La contradicción está en el origen de todas las cosas. Creo que ese pensamiento está de rabiosa actualidad en nuestros días. Un día por la mañana nos levantamos creyentes, carnívoros, casados, independentistas, vestidos, etcétera. Nos damos un baño entonces en el embravecido río del vaivén de la información diaria y su contrario, el no menos violento flujo de la desinformación diaria, las fake news (noticias falsas) a las que ponemos cada vez menos reparos, a pesar de que equivalen a que el agua, en vez de bajar por su cauce natural, es forzada a remontarlo. Todo eso suponiendo que no hayamos tenido la desgracia de que un remolino nos haya arrancado el bañador o que un desaprensivo nos haya birlado la cartera y el móvil que habíamos depositado en la orilla (de ahí lo de acostarnos en pelotas). ¿Y qué pintan aquí los castores?

Heráclito decía que una misma persona no podía bañarse dos veces en el mismo río, porque todo fluye, tanto la persona como el río. Me gustaría ver la cara que pondría al saber que los castores, al contrario que los humanos, sí saben cómo amansar las aguas turbulentas.