Cartas al director

Detrás del espejo

Olga Cortiella

El desconcierto te destroza, sufres, ardes, sientes que no lo podrás aguantar más, está acabando contigo. Lloras, pero nadie te escucha ni te consuela. Gritas en un auditorio lleno de sillas vacías. Todo es negro, como un pozo sin fondo, se han ido las ganas de continuar luchando. ¿Para qué? Si siempre hay recaídas. Te das cuenta de que necesitas ayuda, esta vez la pides, de verdad. Todo cambia, y de repente comprendes que quizá haya solución, aunque no sea inmediata. Y con el tiempo aprendes a querer cada parte de tu cuerpo, a valorarte y aceptarte tal como eres, te das otra nueva oportunidad para vivir tu propia vida. Es muy difícil entender qué les pasa por la cabeza a las personas con un trastorno de la conducta alimentaria. La sociedad no está preparada para hacer frente a estas situaciones. Se cree que simplemente no se quiere comer, que hay obsesión con el peso, la talla o el ejercicio. Pero no es solo lo que se ve desde fuera, implica también autoexigencia, perfeccionismo, baja autoestima, miedos e inseguridades escondidas. Desde pequeñas vemos cuáles son los cuerpos ideales en medios de comunicación, revistas o libros. Se hacen comentarios en familia, con amigos y conocidos y se asume que si no eres de cierto modo serás una fracasada. Y se busca la perfección absoluta para ser aceptada. Se sufre en silencio hasta que interviene la ayuda profesional, es un procedimiento largo con momentos duros, pero se sale del túnel y se termina viendo la luz de nuevo.

SOCIEDAD

La batalla contra el tiempo

Javier Magro

Estudiante

En la pasada cumbre sobre el clima las voces autorizadas parecían querer contrarrestar el calentamiento global en un abrir y cerrar de ojos. Del mismo modo, parecían haber pisado el acelerador algunos partidos políticos para formar gobierno. El resto de los mortales no iban a ser menos y entraron, o continúan, en un estado de hiperactividad consumista. Que vivimos en una sociedad marcada por la aceleración es un hecho. Pocos supieron leer la letra pequeña del futuro, hoy presente, que años atrás nos vendieron desde Silicon Valley. Nos creímos sus argumentos de venta y pensamos que internet y los dispositivos móviles nos iban a permitir ganar tiempo al tiempo. Hoy andamos cabizbajos mirando pantallas para conocer al minuto la actualidad informativa o la de las personas que comparten sus vidas de ciencia ficción. Miramos constantemente pantallas que nos hacen estar disponibles las 24 horas del día para nuestros trabajos, bancos, gimnasios y tiendas de confianza. Hemos perdido la batalla contra el tiempo. Quiero pensar que las mentes privilegiadas que idearon y nos vendieron este presente serán capaces de revertir esta situación. También confío en mis conciudadanos y en su sensatez. Sin unos y otros no será posible volver a un escenario donde el cara a cara, la calma, el buen humor, nuestras aficiones y nuestros allegados vuelvan a tener el protagonismo que todos nosotros necesitamos.

ACCESIBILIDAD

El escaño de Echenique

Francisco Monente

Pamplona

Estos días hemos visto en el Congreso al diputado Pablo Echenique en su silla de ruedas ubicado en el lugar de paso de los otros diputados, sin ningún tipo de mesa u otra ayuda de trabajo como las que disponen los demás. Es una imagen que parece de otros tiempos: la de la discriminación que ha sufrido y sigue sufriendo el colectivo de discapacitados en este mundo tan puesto del revés. ¿Cómo es posible que nadie haya solicitado un lugar adecuado y digno donde puedan ubicarse aquellos diputados que utilicen silla de ruedas y hayamos llegado a nuestros días en esas condiciones, cuando se supone que la accesibilidad es un tema ya superado? Puede observarse al señor Echenique solo y desconectado de sus compañeros, en cierto modo abandonado en un lugar improvisado sin que nadie cuente con él y, por tanto, discriminado. Además, ha sido nombrado portavoz del grupo, con lo cual difícilmente puede llevar a cabo con eficacia su labor política desde ese lugar tan poco apropiado. Protesto contra las barreras arquitectónicas.