En los prolegómenos del día de Extremadura, tras visionar la originalidad del cartel anunciador de este año, espero que no resulte oneroso a nuestros bolsillos, uno piensa si solo existe el Teatro Romano de Mérida como reclamo. Es cierto que a quienes tienen y mantienen sus negocios de hostelería en Mérida les pueda resultar atrayente, aunque para otros puede ser perjudicial. Valga de ejemplo la dificultad que tienen los arqueólogos que trabajaban en el Palacio Tarteso descubierto en Guareña. En el mismo apareció la primera hecatombe, sacrificio de reses que se hacía a los dioses, del Mediterraneo. Han sido hallados los esqueletos de 52 caballos, 4 vacas, 3 cerdos y un perro. Además de utensilios relacionados con el banquete. No se puede trabajar en el yacimiento de Guareña debido a que el propietario y la Junta no se ponen de acuerdo con el parné ya que deben velar por el dinero de los extremeños, dicen desde la Junta. Este celo con el peculio extremeño parece no existir con otras partidas presupuestarias dedicadas a la compra de vehículos eléctricos (7.000.000 de euros), ayudas a alguna fundación para estudiar los delitos de odio en Sudamérica (346.000 euros). No se enoje, amigo lector. Estamos en Extremadura, una región que involuciona paso a paso y donde lo primordial es que Vara y sus consejeros puedan repetir mandato, que ocho años son pocos. Mientras que el yacimiento de Casas de Turuñuelo espere, como tantas otras cosas en Extremadura.