En algún momento, generalmente inesperado, mujer y hombre, madre o padre, se pueden convertir en seres humanos que dependan, ya no más de sí mismos, sino de los demás. De otros. Física, mentalmente, serán otros los que procedan a todos los cuidados y organicen su absoluta dependencia 24 horas al día, los años que esté en este mundo.

¿Y cómo son y quiénes vigilan y cuidan continuamente en esa parte de la vida a los lenta o súbitamente dependientes?

¿Se vigila al vigilante? ¿Se controla el vigilante? Se le piden cuentas al comportamiento del vigilante, rinde responsabilidades y explicaciones éticas y económicas cada vigilante, podría preguntarse.

¿Se puede transformar un dependiente en doblemente dependiente?

Familias incorrectas y abusivas, atenciones laxas y elásticas, praxis deficientes, pacientes de conciencias anchas, formaciones sanitarias de nivel profesional bajo y leyes al respecto, por hacer o rehacer.

Vías libres.

Patrimonios decrecientes detrás de una silla de ruedas ocupada, cerca de un balcón en primavera.

Murmuraba Lord Byron «¿cuáles son las profundidas heridas que pueden cerrarse sin dejar cicatriz?