El maltrato son dos malas costumbres: la del maltratador y la del matratado. Tratar mal puede/suele llegar a ser un hábito, práctica y constancia.
Y estar siendo lesionado por maltrato, algo corriente, frecuente e incesante. El aclimatarse puede ser mutuo.
Vulgaridades.
Nada extraordinario, ¿a quién le interesaría? La ausencia de una profunda y seria reflexión conduce a verdugos y víctimas a oscuros callejones de los que ninguno de los dos acierte a creer en la necesidad de salir de allí.
A veces, nunca.
A menudo, eso; a menudo, sí.
En unas ocasiones es demasiado tarde y, en otras, imposible.
Pero sólo eran o están siendo dos pésimas praxis que, a lo mejor, ambas partes asumen o asumían con la inconsciencia socialmente feroz de sus roles.
Tan solo eso. Dos prácticas podridas, décadas rutinarias.
Ojalá que la luna aparezca en el horizonte y aún haya dos hermosas noches.