Lo que no se ha llevado el invierno, eso es lo que cada cual es ahora. ¿Y, es mucho? Puede que dé por preguntarse.

Las flores del silencio si se saben responder a cuestiones comprometidas. No son únicamente ellas, camelias, petunias, geranios, margaritas moradas o blancas. También son flores silenciosas sonrisas con misterio, barbuceos, síes o noes equivocándose, esos labios empoderados en rostros de mejillas blanditas, o las manos que se estrechan, abrazos que crujen, adioses, holas, hasta luegos.

Lo que hay a diario en la calle parecen baratijas, pero no tienen precio, y a lo mejor hay que dejarlo allí.

¡Qué hermosura la que poseen para, a continuación, perderla!

Las flores del silencio, campo o ciudad, en realidad, no son o son lo que, ya anocheciendo, llena el vacío de estos búcaros que la soledad hizo de cada uno.