El Ayuntamiento de Madrid gobernado por Ahora Madrid ha rechazado instalar en Camberí un monumento a los héroes de Baler. El gobierno de Manuela Carmena lo justifica diciendo que aquellos soldados representaban los rescoldos de un ejército colonial. No se sabe qué es peor, si ser malo o ignorante; en este caso las dos a la vez.

Baler era una población situada en la isla de Luzón adonde enviaron a un destacamento de soldados españoles para defenderla. En aquel momento, España mantenía una guerra contra EEUU y con los filipinos liderados por Emilio Aguinaldo. En la iglesia de Baler se refugiaron unos 60 españoles de los ataques de los tagalos y allí aguantaron 337 días. Casi un año defendieron aquella iglesia aguantando el cerco. España durante ese tiempo vio morir su imperio de 400 años. Fue el terrible 98. Se llegó a una capitulación con los EEUU y los filipinos creyeron que serían independientes, pero pasaron a manos de los yanquis. Sin embargo, eso no lo sabían los que estaban dentro de la iglesia en Baler.

Don Saturnino Martín Cerezo, el teniente, y los 34 tipos que aguantaron el asedio se negaron a rendirse. Al final por la evidencia de un periódico supieron que España había capitulado. Solo entonces abandonaron su puesto. No tenían municiones, no tenían dientes, estaban andrajosos, descalzos y debilitados por las enfermedades.

Salieron en formación con sus armas al hombro escoltados por sus oponentes tagalos y honrados por los norteamericanos.

Aquellos valientes soldados habían ido a la guerra porque no pudieron pagar las 2.000 pesetas que valía librarse del ejército de aquella época.

Enrique Aguinaldo, líder de los rebeldes tagalos y primer presidente de Filipinas, les declaró héroes y siempre amigos. Aquellos héroes tienen una placa en la iglesia de Baler en Filipinas. Aquí por el contrario nos negamos a honrar a esos valientes y un país que no sabe respetar a sus héroes es un país de mierda. En este caso aquellos que no saben apreciar a sus héroes utilizando argumentos del siglo XXI para analizar comportamientos militares y heroicos del siglo XIX son directamente unos rastreros. Espero y deseo que la justicia y dignidad triunfe por el honor de aquellos hombres. Por cierto, entre aquellos titanes había un cacereño, un paisano: Don Saturnino Martín Cerezo.