El caso de mi hija Laura es uno más de los de tantas niñas que juegan en clubes de fútbol de pueblos de Extremadura. Nuestro pueblo es Valencia de Alcántara y Laura lleva jugando en el club El Valenciano desde que tenía 8 años.

Es la única chica del equipo. En los pueblos pequeños no hay suficientes niñas para poder formar una liga femenina. Esta temporada es la última en la que puede jugar en un equipo mixto, el reglamento en Extremadura no permite que las chicas jueguen en liga mixta al llegar a la categoría de cadete (al cumplir 14 años), en Andalucía, sí es posible. La solución para poder seguir jugando, no al alcance de todos, es desplazarse a Cáceres o Badajoz (una hora de viaje) 2 o 3 días por semana para que juegue en una liga femenina.

Laura vivió el último partido con gran tristeza, al acabar el encuentro, y entre lágrimas, me dijo que le parecía injusto que por ser chica no pudiera continuar con su equipo la próxima temporada. No supe darle una explicación coherente o convincente.

Hablamos de igualdad, de respeto, de coeducación..., y ponemos barreras a que estos valores se fomenten de manera natural.