De nuevo el PP, como es habitual cuando no ostenta el poder, paraliza la renovación del Consejo General del Poder Judicial para no poner en riesgo su preeminencia y mantener en la cúpula judicial, la mayoría absoluta que carece en el Parlamento y que le faculta a nombrar jueces vitalicios en el Tribunal Supremo. Desde que debió haberse renovado en diciembre de 2018, el PP ha designado una cincuentena de miembros, incluyendo una docena de jueces “jóvenes” en el Tribunal Supremo que permanecerán en el puesto 20 o 30 años hasta su jubilación, para hacer frente a las numerosas corrupciones y tramas que afectan a su partido. Justicia ad hoc.

Casado, que sigue sin asumir las urnas, inventa grotescas excusas que revelan su anticonstitucionalidad bloqueando la renovación de un sinfín de órganos. Una táctica marrullera contra el Gobierno legítimo de la nación que moldea una vergonzosa anomalía democrática.

La Constitución, que tanto enarbola para agredir, es rotunda: renovación cada 5 años.