Me están robando la juventud. Pero, ¿qué diría una persona mayor que está viviendo sus últimos años sin poder ver a sus seres queridos? ¿Y una niña pequeña que acaba de comenzar el proceso de socialización en un contexto en el que socializarse está prohibido? ¿Y alguien que ha perdido el trabajo y sufre por su propia subsistencia y el de su familia? ¿O los que tienen restaurantes, bares u otros negocios a punto de arruinarse? No digo que nadie tenga derecho a quejarse, pero esta situación está haciendo daño a toda la población. Con todo, me gustaría transmitir un mensaje de tranquilidad.

Se nos está responsabilizando de toda esta situación a los ciudadanos, y en especial a la juventud, cuando es sobre los políticos que debería recaer la responsabilidad de encontrar soluciones a la pandemia y a todos los desastres que está desencadenando. Y en lugar de soluciones sociales, educativas y sanitarias parece que las únicas medidas que saben aplicar con eficacia son las de control social. Pero eso tampoco nos hace a los ciudadanos exentos de culpa.

Sí, nuestra vida se está convirtiendo en un ciclo infinito y arduo que consiste en trabajar, dormir y volver a trabajar. Todos estamos hartos de la situación, queremos hacer vida normal. La mayoría nos aguantamos y si alguno actúa de forma incorrecta no lo justificaremos. Aceptemos las irresponsabilidades que cometemos. Sí, estamos perdiendo el tiempo de nuestra juventud, pero a los irresponsables les diría que así solo alargamos el problema. Todos estamos perdiendo una parte valiosa de su vida.