Antes de las elecciones en Andalucía, ya lancé un aviso que parece estar materializándose sin que nadie le preste atención. Se trata de lo que preveo un cambio de modelo en las políticas educativas. En aquel momento, advertí que la medida 61 de las 100 medidas para la España viva de Vox, velaba por devolver una auténtica libertad para elegir la educación de sus hijos, empezando por la elección de colegio. Mi advertencia se dirigía a la inocente palabra elegir. Porque no es lo mismo el derecho a la educación que el derecho a elegir la educación (pública, concertada, privada...). Un detalle crucial y que ahora ya empezamos a ver en el Gobierno del tripartito andaluz conservador, neoliberal y autoritario: la reciente publicación de un escaso número de plazas de oposición de maestros en Andalucía tras cuatro años.

¿Cuál es el nexo entre mi aviso y esta medida? La confirmación del modelo educativo por el que apuesta el trinomio político: laissez-faire administrativo en pro de la incorporación de organismos privados en la financiación (revísense las medidas generales del programa), autorregulación del mercado educativo a demanda, el incentivo de la elección del tipo de educación, implantación de exámenes de control a nivel nacional (medida 64), etcétera. Y nadie habla de esto.

Como investigador, debo advertir que estas medidas llevan implantadas en países como Chile, EEUU o el Reino Unido desde los 70. Los resultados son un asalto del neoliberalismo a la educación que se traducen en un aumento de la desigualdad y la injusticia para educar a nuestros hijos. ¿Se imaginan pagar 300 euros al mes por llevar a nuestros hijos a un colegio con buena trayectoria de exámenes de control a nivel nacional? ¿O pagar 12.000 euros por estudiar una carrera auspiciada por el Santander o Telefónica? Y eso es solo Andalucía. Ojalá tenga que retractarme a partir del 28 de abril.