Siempre supe que el coche eléctrico sería una realidad y soñé con ciudades libres de humos y ruidos. Cuando esta ilusión está a punto de cumplirse, la UE obliga a que estos vehículos emitan sonidos, entre 56 y 75 decibelios, similares al de los caducos motores de combustión. La medida, además de absurda es criminal.

Sabemos que en España mueren al año prematuramente al menos 10.000 personas por ruido excesivo. Ya en 2009, el Defensor del Pueblo consideró que una medición instantánea de 75 decibelios es «una agresión y la repetición de eventos puntuales de 75 decibelios es una tortura». Según la OMS, la contaminación acústica causa graves daños físicos -pérdida de audición- y psicológicos -genera ansiedad, irritabilidad y estrés- que acortan la vida. ¿Ignoran estos datos?

CComprendo la reivindicación de los invidentes; pero, si una bicicleta hace ruido cuando circula, en el momento en que la paz reine en las urbes, se oirá llegar al vehículo eléctrico. No malbaratemos esta oportunidad.