Una muestra de lo que la medicina moderna espera de nosotros es cómo nos denomina: «pacientes».

Pues no. Hemos de dejar de ser pacientes, tan pacientes con las listas de espera interminables en los centros médicos, con los malos tratos de algunos facultativos, con la sobremedicación, con la pasividad ante la enfermedad esperando curas y recetas. Hemos de transformarnos en agentes, agentes de nuestra salud, de nuestra trayectoria vital, agentes capaces de tomar decisiones, estudiar, analizar, rechazar y denunciar la ineficacia y el desprecio de algunos expendedores de recetas que se autodenominan «doctores» aunque apenas son licenciados y deberían reciclarse para no dormirse en los laureles.

Agentes para exigir nuestros derechos, para exigir contrapartidas a la ingente cantidad de dinero que pagamos a la Seguridad Social, para formar un frente y luchar contra la farmafia y sus secuaces con bata blanca. Sin los recortes suicidas del PP, sin las privatizaciones y cierres masivos de hospitales, el covid hubiese sido mucho más llevadero. Convertir la Seguridad Social en un gueto es algo que tendremos que pagar durante generaciones a no ser que hagamos algo drástico e inmediato. Basta ya de agachar la cabeza ante el verdugo, basta ya de dejarnos arrastrar por los cabestros. Somos ciudadanos, contribuyentes y votantes, empuñemos nuestros derechos y limpiemos la sanidad de burocracia, ineficacia y basura; hagámoslo por nosotros, por nuestros mayores y por nuestros hijos. Puede que perdamos las primeras batallas, pero acabaremos ganando la guerra.