En estos momentos de incertidumbre política y social, tengo la obligación de expresar mis convicciones. Hay que luchar contra la traición de la razón, entregada y muchas veces manipulada por los medios a la ciudadanía. Hay que apoyar y preservar lo ordinario y común en el hombre. Amor al saber, querer conocer y una fuerza alentadora en ese fin, que es la libertad. ¿Cuándo llegaremos a comprender esto? La formación en libertad, sin manipulaciones ni censuras, hace que el individuo posea conocimientos para poder discernir y argumentar, siempre en el respeto. Es el momento de estar atento porque los movimientos que incitan al odio, por su condición despreciable, son más violentos que los conciliadores y pacíficos. Nuestra sociedad se interesa muy poco por las expresiones políticas. Si no participamos de forma activa en la política, en los problemas de nuestra casa en común, poco o nada podemos exigir para erradicar las actitudes de mala gestión, corrupción, etcétera, que llevamos soportando tantos años y que se quieren difuminar por los intereses partidistas de nuestro espectro político. Cuanto más ilusa sea la ciudadanía, más sencillo resulta seducirla, engañarla. ¿No nos preguntamos hasta qué punto ha progresado el emponzoñamiento provocado por años y años de propaganda en contra de nosotros mismos? ¿Por qué se ha consentido que ese odio se haya expandido por todos los rincones de nuestro país?

SOCIEDAD

Esas pequeñas cosas

Lidia Ruiz

Barcelona

En el día a día nunca me paro a pensar en esas pequeñas cosas que hacen que mi vida sea grande y valga la pena vivirla. Pero un día, tomando un café en una terraza, me puse a pensar en ellas, y decidí hacer una lista para cuando tengo un día regular. Empiezo: la sonrisa de mi madre, el olor de las fiambreras con comida de mi madre -huelen a amor-, los besos de mi marido, sentarme en una terraza y ver pasar a la gente, abrazar a mis sobrinos, que uno de mis textos salga en EL PERIÓDICO, ver bailar a mi sobrino bailarín, escuchar música y bailar yo sola, no tener nada que hacer, el sabor de los pepinos que planta mi padre en su huerto, el olor de los tomates del huerto de mi padre. Y bueno, pensando pensado, son tantas que otro día mando otra lista.

EN ESTADOS UNIDOS

Ráfagas xenófobas

Jesús Sánchez

Albacete

Que un individuo, en su delirio, decida matar a quemarropa, bajo ráfagas de plomo y odio, a clientes de un supermercado, parece ser otro escenario más en las guerras particulares de este siglo XXI. El estratega (en este caso el asesino) elige a sus enemigos, el campo de batalla (supermercados, iglesias, colegios), el arma y la hora para matar por puro placer. Intenta justificar a través de las redes sociales su particular venganza. Los motivos personales (al margen de su trastorno mental) vienen dados por tendencias xenófobas, manipuladas desde algunas cúpulas del poder político, sin rubor alguno, por todo el mundo, con un trasfondo económico y materialista que apesta.

LECTURAS

Niebla mental

Joan Palacín

Caldas de Montbui

Hay que seleccionar bien las lecturas. Lo digo porque acabo de leer Niebla, de Miguel de Unamuno. No voy a decir que se trate de un mal libro, pero sí que su lectura es, en algunos momentos, difícilmente comprensible. Y resulta que para este tiempo vacacional, la mente demanda lecturas de fácil comprensión. Vamos, que no es tiempo de calentarse la cabeza, que bastante nos la calienta el sol. El autor pretende transmitir al lector todo cuanto se le ocurre, sea de la categoría que sea, y no se da cuenta de que aquél lo que quiere es distraerse, simplemente. Y es que tan importante es el descanso del cuerpo como el de la mente. Niebla, mucha niebla hay en el texto citado. Y es difícil ver bien en estas condiciones.