MORIR EN ZONAS DESFAVORECIDAS

El pueblo salva la patria

Esther Sánchez Tapia

Nuestros sanitarios caen como moscas apenas cubiertos, a falta de EPIS, con los BLAS que les proporciona una ciudadanía que se está volcando y dando una lección a todos los que dicen representarla. El 70% de los casos activos son nuestros: de la provincia de Cáceres. El 85% de las muertes también. Pero sólo el 32% de las altas médicas. La radiografía es terrible. Los muertos, nuestros. Y duelen. Más aún cuando ni siquiera puedes cerrarles los ojos, ni despedirte de ellos. Pasar tu duelo al abrigo del abrazo del hermano. Del primo. Del amigo que, sin serlo, es familia también. Cuando pase la tormenta, urge una revisión profunda de un sistema sanitario que castiga implacablemente a la provincia de Cáceres en general, y al norte en particular. Urge corregir el hecho de que vivir en determinadas zonas sea un factor de riesgo para todo: despoblación, paro, pobreza... muerte. Cuando pase la tormenta, espero que hayamos aprendido que una sociedad es tan fuerte como el más débil de sus eslabones. Y que, como dijo Machado, en tiempos de necesidad es el pueblo el que paga por la patria con su sangre. Y la salva.

CRISIS DEL CORONAVIRUS

Carta a IU de Badajoz

Ramón Prieto Ortiz

Badajoz

Según noticia publicada en este diario por IU referente al delito contra la salud pública que pudiera estar incurriendo el alcalde de Badajoz, por no dar agua a los okupas de los pisos de Suerte de Saavedra, me pregunto ¿qué delito han cometido los okupas al meterse en viviendas que nos son de su propiedad, o esas viviendas no tienen propietarios? Qué pasa, que en este país vale todo para cierta gente y para otros nos aplican la ley a rajatabla. Lo que tenían que haber hecho el Sr. Fragoso y las autoridades responsables es haber desalojado en el primer momento a esas personas. Estamos de acuerdo que en la situación que estamos padeciendo en estos momentos es mucho riesgo que las personas salgan para su aseo personal, pero como ceda, esto se hará crónico, y detrás de estas personas vendrán otras con el mismo derecho.

Dilemas éticos

Pedro Feal

Profesor de Filosofía jubilado

La ciencia por sí misma no permite tomar decisiones en muchos casos. Sucede ahora mismo en algunos hospitales, ante la escasez de camas disponibles en sus ucis, que los médicos se ven obligados a escoger entre los pacientes que serán atendidos en ellas y los que no. Esta selección no se basa en criterios científicos sino éticos: por ejemplo, se da prioridad a aquellos enfermos a los que se presupone más opciones de poder curarse por tener menos patologías previas, o que tienen mayores expectativas de vida por ser más jóvenes, en detrimento lógicamente de los más débiles y viejos. La elección nos parece dentro de lo que cabe correcta, dada las circunstancias y en nuestro contexto social, pero no se puede decir que es científica, sino moral.

A otra escala, he leído que hay investigadores que predicen que la profunda recesión económica derivada de la actual crisis sanitaria puede ocasionar a largo plazo más muertes prematuras que el propio coronavirus. Se basan en las estadísticas que correlacionan el PIB de un país con la mayor o menor esperanza de vida de su población. Así, una caída del 6,5% del PIB supondría una disminución de la longevidad equivalente o superior a la que el covid-19 puede provocar en ausencia de medidas drásticas para contenerlo, según un estudio realizado en Inglaterra. Es decir: que si no se intentase frenar al virus podría morir de él cerca de medio millón de personas en el Reino Unido, pero si se le frena de una forma que lesione la economía, también morirá antes de lo que le correspondería un número semejante o mayor de gente. El autor de la investigación, profesor de la Universidad de Bristol, señala que con ello no pretende disuadir de luchar contra la pandemia, sino animar a buscar soluciones imaginativas o, digamos, «terceras vías» que permitan compatibilizar la preservación de la salud con la estabilidad económica de la que todos dependemos. Pero las decisiones al respecto tendrán que ser éticas y políticas y no ya «científicas». La ciencia provee los datos y presenta argumentos, pero es el ser humano en última instancia quien, orientado por los valores a los que adhiere, libre y responsablemente tiene que decidir.