Alejandro Jarones Rodríguez falleció por Covid el pasado mes de Enero. Tal vez este intento de reconocimiento llega tarde, porque hubiera preferido que fuese antes y en persona, pero al menos mientras lo lee su familia estoy seguro de que llegará al cielo mi mensaje. Trabajó como jefe de cocina en ‘El Figón de Eustaquio’ de Cáceres. Padre de dos hijas y un hijo, marido de una gran mujer, cada vez que disponía ir a trabajar desde Moctezuma hasta San Juan se colocaba su radio y lo hacía caminando, normalmente dos veces al día, preparando el servicio de comida y cena, perdiéndose cada festivo (como cada trabajador en la hostelería). Dejó por el camino grandes compañeros de trabajo, grandes amigos, una gran familia y muchos sueños aún por realizar, ganándose durante su vida el respeto y admiración tanto como persona y como trabajador. Recuerdo durante las ‘Cenas Clandestinas’ el 12 de junio de 2015 la felicidad y el entusiasmo con el que explicaba los platos del menú, prefiero recordarte sonriendo y decirte que tu nieta ya nació y está muy bien. Transmito un abrazo grande a su mujer, Manoli.