Lo sencillo sería llenar de alabanzas lo que hace Rafa Nadal en la pista y fuera de ella. Lo que aporta este hombre al deporte, y no solo al tenis, ya no tiene calificativos. Mi ADN tenístico no me permite perder la objetividad por mi experiencia dentro de la competición juvenil y entiendo que Rafa no puede ser un referente para las escuelas de tenis. Puede parecer contradictorio, pero aquellos que utilizan a Nadal como referente para sus escuelas causan daño a sus alumnos y alumnas.

No lo puede ser y, aunque a los que somos entrenadores nos gustaría trabajar con niños/as que pudieran tener el 1% de los genes de Rafa, no puede ser. La mayoría de las cosas que Nadal hace en la pista no se pueden enseñar, por muchísimos motivos. Lo que debemos aprovechar es el empuje que genera para que los niños/as quieran jugar al tenis. Enseñar su visión de la vida con la humildad con que la cuenta. Estas son las verdaderas lecciones que debemos transmitir a nuestros alumnos o hijos.

Rafa solo hay uno, como Induráin, Gasol, Márquez, Carolina Marín, Mireia Belmonte, Conchita Martínez, Arantxa Sánchez, Ona Carbonell..., y una lista increíble de deportistas españoles que son el orgullo de nuestro deporte. Las condiciones de Rafa están por encima de lo que se puede trabajar y enseñar, son especiales y la vida nos lo ha regalado para disfrutarlo. Las escuelas debemos admirar y gozar de tener a un ser humano fuera de lo común e irrepetible.