Las piscinas son frecuentadas por los ciudadanos, principalmente en aquellos lugares en los que no hay playa. Si somos observadores, descubriremos que en estos espacios de recreo se manifiestan ciertos cambios sociales propios de nuestro tiempo. El más notorio, el de los singles: aquellas personas, unas solitarias y otras solas, sin... ¿cómo lo diría yo? Sin muchos amigos.

Por ley, cuando la lámina de agua de las piletas supera una determinada extensión es obligatorio la contratación de un médico y/o un enfermero, además de los preceptivos socorristas. Por supuesto, dispondrán del material adecuado para prestar la asistencia que fuese necesaria. Como vemos, todo está programado para que no ocurran desgracias evitables. Bueno, casi todo. Porque resulta que si usted tiene la desdicha -o la fortuna, nunca se sabe- de ser un single, o simplemente fue sin compañía a darse un baño, pueden presentársele serios problemas. Problemas al darse la crema para protegerse de la radiación ultravioleta, un verdadero peligro. La protección debe aplicarse en toda la superficie corporal. Y claro, ¿quién alcanza a echársela en la espalda? Nadie. Si los hábitos de ocio cambian, la defensa que nos proporciona la atmósfera terrestre disminuye y el apoyo mutuo se extingue, se deben adaptar las funciones de los profesionales de la salud para ajustarlas a la nueva realidad.