INICIATIVAS HUMANITARIAS

La suerte dispar del esperanto

Gema Solsona

Hace unos días encontré un libro en casa que despertó mi interés: Prontuario de esperanto, editado en 1909. Pertenecía a mi abuelo; él hablaba esperanto, yo no. Justo en el periódico leí la carta del profesor Javier Alcalde sobre el doctor Ludwik Zamenhof y los orígenes del esperanto, así que volví a ojear el libro y encontré entre sus páginas una pequeña joya. Se trata de un pequeño folleto de la Cruz Roja que costaba 15 céntimos y que, en uno de sus párrafos, dice así: «Para uso de los militares de todos los grados y categorías, de los médicos, cirujanos, farmacéuticos, camilleros, enfermeros civiles y militares, de los miembros de la Cruz Roja y de los ministros de todos los cultos». Hoy, los legados conciliadores y universales que nos dejaron Henri Dunant con la Cruz Roja y el doctor Zamenhof con el esperanto han corrido suertes dispares. La labor humanitaria de la Cruz Roja ha sido bienvenida por los países de forma generalizada, mientras que la difusión del esperanto se ha encontrado con tantos obstáculos en el camino que no ha podido desarrollarse como su creador hubiera querido. Injustamente, creo. Esta visión casi romántica de las antiguas guerras de trincheras nada tiene que ver con la nueva versión con la que nos quiere obsequiar Donald Trump, después de aprobar un presupuesto millonario para llevar, en este caso, nuestras diferencias al espacio sideral. Y yo, en consecuencia, me pregunto: ¿Qué pensarían de esto Henri Dunant y el doctor Zamenhof?

CORONAVIRUS

Desinformación peligrosa

Pol Salvador

Viladecans

Es obvio que el coronavirus es una amenaza importante para el ser humano, como cualquier otro virus, pero no debería ser tan alarmante como parece. La aparición de estas enfermedades es normal y natural. Aun así, lo único que podemos hacer es tomar precauciones, seguir las indicaciones de los profesionales y, sobre todo, no extender los bulos difundidos por internet. La desinformación puede llegar a ser más peligrosa que el virus en sí, ya que puede llevar a comportamientos racistas y a situaciones muy incómodas al intentar evitar un contagio, cuando puede que ni sepamos cómo se transmite esta enfermedad. Solo debemos confiar tanto en las fuentes fiables como en los medios de comunicación contrastados y reconocidos, y en los profesionales de la salud.

Un paréntesis

Enrique Alonso

Mérida

Estamos ante un paréntesis llamado coronavirus; todo son protocolos para atender a enfermos de algo nuevo que ha surgido y que no sabemos hacia dónde va. Lo que sí sabemos es que la economía se resiente, con una bajada fulminante de la bolsa, lo que da a entender que estamos ante un fenómeno económico apocalíptico presentado por los dos grandes actores del teatro: EEUU y China. Sin embargo, los síntomas son similares a los de la gripe común: fiebre, dificultad para respirar, tos y malestar general, además del peligro que supone para las personas mayores. Esto muestra que esta epidemia puede ser un fenómeno antibursátil y antieconómico para hacernos entender que debemos hacer un paréntesis en un mundo que estamos destruyendo con guerras y economías descontroladas y con la cantidad de virus dañinos que estamos creando.

Alarmismo excesivo

Eduardo Gimeno

Barcelona

La repercusión mediática que día tras día tiene el coronavirus ha llegado a un punto de ser preocupante. Un ejemplo muy claro es el que he vivido estos últimos días después de una larga semana de viaje de fin de curso a la ciudad de Roma. Al regresar a Barcelona, la única pregunta que me han hecho mis amigos ha sido sobre el coronavirus. Primero pensé que era un hecho puntual y anecdótico, pero no. Más y más personas me preguntaron sobre el coronavirus y pocas sobre cómo me lo pasé y qué me había parecido la capital italiana. Este alarmismo ya normalizado sobre el virus lo hace mucho más peligroso de lo que realmente es.