Mientras miles de personas se contagian de covid-19, otros miles de voces son silenciadas. No paramos de oír y ver noticias de esta pandemia. Cifras y cifras de gente hospitalizada, vemos que el número de muertes e infectados suben como la espuma. En definitiva, vemos la cara más oscura y dura de la moneda. Pero ¿quién da voz a los afectados psicológicamente por el covid-19? ¿Cuánta gente mayor está sola y se siente desprotegida debido a la telematización de la sanidad pública? La gente mayor quizá no tiene internet y puede que la mayoría estén solos. Por lo tanto, ¿cómo recurren a la sanidad si no es mediante el acceso a internet?

Por desgracia, me ha tocado vivir de cerca los problemas que ha ocasionado esta pandemia. Tengo familiares con enfermedades crónicas que necesitan de un seguimiento, y muchas de las visitas ahora son telefónicas en vez de físicas. Les ofrecen una revisión telefónica, sí, pero a este tipo de pacientes se les está creando una sensación de abandono abismal. Entonces, ¿qué haces si tienes una urgencia y están todas las líneas telefónicas de los hospitales saturadas?

Hay gente muy frágil a nuestro alrededor que vivirá para siempre con las secuelas del virus sin ni siquiera haberlo pasado. Gente joven con ansiedad, yendo a psicólogos y psiquiatras porque no se ven seguros en la calle. Gente que habrá desarrollado un trastorno obsesivo-compulsivo con todos los nuevos hábitos que hemos tenido que adoptar. Me gustaría que estas voces no estuvieran silenciadas. Que veamos la realidad de la pandemia y no tan solo las muertes diarias o el número de positivos.