El brexit y el triunfo de Trump escenificaron el finiquito del escenario teleológico en el que la finalidad de los procesos creativos eran planeados por modelos finitos que podían simular varios futuros alternativos y en los que primaba la intención, el propósito y la previsión. Y su sustitución por el escenario teleonómico, marcado por dosis extremas de volatilidad que afectarán de manera especial a la vieja Europa.

El nuevo Gobierno italiano presidido por Conte sería totalmente refractario a las directrices de Bruselas en lo relativo a la disciplina de déficit y a la acogida de inmigrantes, por lo que será una fuerza centrífuga que podría provocar la salida de Italia de la Eurozona. Ello supondría el finiquito de la misma, pues el resto de países periféricos (Portugal, España, Irlanda, Malta y Chipre), seguirán inexorablemente el movimiento centrífugo y deberán retornar a sus monedas nacionales. Así, asistiremos a la reconversión de la actual Eurozona en la Europa de los Seis (Alemania, Francia, Bélgica, Holanda, Luxemburgo y Austria), quedando el resto de países europeos periféricos (Portugal, España, Italia, Irlanda, Grecia, Eslovenia, Malta y Chipre) gravitando en sus anillos orbitales y viéndose obligados a retornar a sus monedas nacionales y sufrir la subsiguiente depreciación de las mismas.