Reconozco ser un mal vaticinador de resultados electorales, hasta ahora nunca he acertado en los pronósticos o, deseos de aciertos, pero nunca, como esta vez, he quedado tan lejos de acertar. Aposté por el PP y, así lo manifesté en una carta a ese diario cuando en la relación de las listas para las municipales incluían al joven, Jesús Bermejo, pensé que con ese criterio, en las recientemente celebradas para el Senado y el Congreso, podrían conseguir un buen número de votos, pero me equivoqué de plano, tanto que dos amigos de muchos años, votantes ambos de izquierda, me recordaron lo que años atrás me decían cuando yo era un trabajador, «que no había algo más tonto que un obrero de derechas», pues a pesar de todo ello, sigo y seguiré votando a la derecha, es algo que llevo en mis genes y que nadie me ha inculcado, ni siquiera por desgracia mis padres que fallecieron siendo yo un niño.

En mi actuar diario, siempre he ayudado y sigo haciéndolo, a todo el que puedo o necesita algo de mis posibilidades, por eso también tengo otros amigos que dicen de mí que no saben si soy «un bueno tonto o, un tonto bueno». Cada uno es como es y, creo que nacemos con unas tendencias en algunos casos inamovibles.

Por eso en las elecciones municipales que se avecinan, seguiré votando al PP por convicción, sin hacer vaticinios, pero con el deseo de que consigan unos mejores resultados que creo se merecen.

Mantengo la esperanza, de que, los que ya han ganado en las pasadas y los que puedan ganar en estas próximas, trabajen para que Extremadura abandone de una vez, para siempre, ese vagón de cola que arrastramos desde las primeras elecciones del 78, pues ni el PSOE que ha gobernado en un tiempo muy prolongado, ni el PP que lo ha hecho con menos tiempo lo han podido hacer. Ahora que las izquierdas vienen cargadas de promesas, que casi nunca cumplen, puedan hacer lo que nunca hasta el presente se ha hecho por esta tierra, crear trabajo digno para nuestros jóvenes, para que no se vean obligados a abandonar su tierra, que quizás no tengan la suerte de retornar a ella como pudimos hacerlo mi hermano y yo.