TEtn este punto quiero retomar el relato que la pasada semana comencé en estas páginas sobre el desarrollo de la caza de perdices en riberos. La perdiz de riberos no tiende a disgregarse tan fácilmente del bando como las de los altos. Duermen a media costana muy cerca de los altos, con salida fácil hacia los bajos, lo más intrincado del monte, en caso de peligro, y es una andarina consumada. Por ello, es fundamental que los compañeros de caza estén perfectamente coordinados, porque en el ribero tirará más, no el que más perdices levante, sino el que vaya a su lado, o quizá el de al lado de nuestro lado. Pero eso es el pan nuestro de cada día.

Y cuando estamos lo más abajo posible, ya sudorosos y en manga corta, si hemos dado con algún bandito, toca subir. ¡Qué repechos! ¡Qué costanas!. Entonces cada bota pesa un quintal, y la escopeta se nos hace un trasto que nos estorba y que se pega en cada retama y en cada carrasca. Y de pronto, cuesta arriba, contra viento y marea, la perdiz ya aislada nos sale a tiro.

Y entonces, milagrosamente, el sudor se nos ha secado de la frente, los pies no nos duelen, y la escopeta se vuelve dócil y obediente. Ahora tenemos prisa, debemos apuntar sin demora, y adelantar el tiro sin miedo a pegarlo largo... Ahora sobra el resto del mundo. Ahora, entre el cielo y la tierra, tenemos a una perdiz en las narices que se nos va de las manos. Ahora es ella o yo.

El perro a nuestros pies estará exhausto, pero si logramos caerla, sacará fuerzas de flaqueza para traértela a la percha. Y también a él le sabrá mejor esta faena que otras. Su alegría, exultante, se dejará notar con prontitud, y tú lo acariciarás agradecido, con la respiración entrecortada y los ojos risueños. Habrá sido un gran colofón.

Abrígate a la llegada a los coches, no vaya a ser que te constipes. Y celebra con un taco entre compañeros el día que acabáis de pasar. ¡Y qué bien sabe el vino después en una de estas ocasiones! La jornada acabará con los pies doloridos, el sueño en los párpados, y relamiéndote de gusto por el ribero que has sido capaz de domeñar.

* Sociedad de Cazadores de Cáceres