La pandemia ha provocado una crisis de atención sanitaria a los infectados por el Covid-19 (y por extensión, al resto de demandantes de asistencia), lo que ha hecho que todos los esfuerzos se concentren en la dotación de medios materiales y humanos para salvar sus vidas. Sin duda es lo inminente y lo más urgente; y todo el foco de ha puesto ahí.

Sin embargo, es necesario, además, advertir de la ola de malestar emocional que se está larvando en toda la población mundial, y en España en particular; y a la que probablemente no se esté prestando la atención debida.

Un estudio europeo impulsado por la Fundación AXA en España acaba de revelar que los españoles son los europeos que más problemas tienen de salud mental a causa de la pandemia. Un 34% de los españoles reconoce sentirse mal o muy mal, la mayor tasa de la muestra internacional, mientras que sólo un 20% afirma que su estado de ánimo es bueno (el menor porcentaje de todo el estudio).

Se trata de una crisis invisible de la que habitualmente no se habla pero que puede tener consecuencias importantes para el sistema de salud, y para la sociedad en general, más persistentes aún o de más largo plazo que las directas del propio Covid-19, porque para la salud mental no hay vacuna.España, la peor salud emocional

Los datos del estudio de AXA hacen hincapié en el empeoramiento registrado en España por la situación de confinamiento. Antes de la pandemia sólo el 8% de los españoles reconocía tener problemas emocionales. De hecho, la situación emocional de nuestro país se situaba en niveles de media europea. Pero tras la aparición del virus el porcentaje de españoles que dicen sentirse mal ha pasado del 8% al 34%, mientras que media europea es del 22%.

Como país, nos enfrentamos al desafío de atender a las personas en esta situación y empezar a adoptar medidas de prevención para evitar que aumenten estos porcentajes.

En este sentido, AXA acaba de impulsar una iniciativa a través de la plataforma Constantes y Vitales, y de la mano de laSexta, una campaña dirigida a promover la concienciación e incidir en la importancia del cuidado del bienestar mental a través de la difusión de una serie de herramientas y mensajes para poder contribuir a un estado mental más saludable.

Con el objetivo de trasladar a la población la importancia de cuidar la salud mental, la campaña sigue el lema de Mens Sana in Corpore Sano, una filosofía que pone en valor unos hábitos de vida saludables y que demuestra que, a través del ejercicio diario, una buena alimentación y el descanso, se consigue el equilibrio perfecto para tener una buena salud psicológica y emocional. La importancia del hábito de vida

Para alcanzar un bienestar mental es importante cultivar unos hábitos de vida en los que el ejercicio, la buena alimentación y el descanso tengan un lugar destacado para conseguir el equilibrio entre buena salud física, psicológica y emocional. Nosotros mismos, y nadie más que nosotros mismos podemos hacer mucho por cuidar nuestra mente y por ello es fundamental autoanalizarse, ser conscientes de la importancia de tener esos hábitos y realizarlos. Y si es necesario, buscar ayuda.

El informe de AXA 10 cosas que quizá no sabías sobre la salud mental AXA, incide en cómo el estado de ánimo de las personas influye en su comportamiento alimentario. Este análisis evidencia que la comida no solo afecta el bienestar, sino también la prevalencia de algunas enfermedades mentales (depresión, Alzheimer, etc.); y es que las poblaciones que siguen una dieta mediterránea tienen un riesgo menor del 33% de sufrir depresión.Consecuencias de la falta de sueño

Tener una buena higiene del sueño también es uno de los factores que afectan al ánimo y el bienestar mental. Con los hábitos de vida modernos, cada vez se va reduciendo más el tiempo que dedicamos a dormir. El sueño es lo que determina la salud y el bienestar en general. Es más, según el citado informe, la falta de sueño se asocia con muchas enfermedades y afecciones crónicas como la diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas, obesidad y depresión.

Igualmente, hacer ejercicio físico con una frecuencia habitual no solo ayuda a mantener un cuerpo sano, sino que también contribuye de manera significativa a tener un mejor bienestar mental.

Del mismo modo que está en nuestra mano evitar contagios y ser conscientes de la necesidad de proteger lo que importa, podemos hacer mucho por prevenir esa crisis invisible.