Los sistemas avanzados de asistencia a la conducción ADAS son uno de los mayores avances en materia de seguridad del sector del automóvil, puesto que asisten al conductor en todo momento para incrementar su seguridad al volante y la del resto de usuarios de la vía. No obstante, al tratarse de una tecnología compleja y en constante evolución, la mayoría de los conductores/as desconocen el uso adecuado de las mismas y sus limitaciones. Por ello, a continuación te contamos las seis cosas que, según Carglass, debes saber sobre estos sistemas de seguridad.

1. ¿Qué son los sistemas ADAS?

Los sistemas ADAS (Advanced Driver Assistance Systems, por sus siglas en inglés), son un conjunto de sistemas que se caracterizan por asistir al conductor/a con el objetivo de incrementar su seguridad y facilitar la conducción. Algunos de estos sistemas simplemente informan al conductor/a de las situaciones de su entorno, mientras que otros alertan de una situación de peligro como, por ejemplo, que el vehículo está pisando la línea y podría salirse de la calzada.

Si el conductor/a hace caso omiso a las advertencias de los sistemas ADAS, existen ciertos sistemas que pueden tomar el control de los frenos o la dirección del coche para evitar una salida de carretera o para evitar o reducir las consecuencias de una colisión. Por ello, se considera que algunos sistemas ADAS son los precursores de la conducción automatizada.

Estos son los sistemas ADAS más comunes en los vehículos actuales:

  • Control de Crucero Adaptativo
  • Asistencia de Mantenimiento de Car
  • Limitador de Velocidad Adaptativo
  • Aviso de Ángulo Muerto
  • Aviso de Colisión Frontal
  • Aviso de Salida o Cambio Involuntario de Carril
  • Aviso de Tráfico Trasero Cruzado
  • Frenada de Emergencia Automática

2. ¿Cómo funcionan los sistemas ADAS?

Los sistemas ADAS cuentan con una serie de cámaras, radares, ultrasonidos y lidar que recogen información en función de sus capacidades técnicas. Por ejemplo, las cámaras reconocen colores y disponen de un amplio rango de 50 a 500 metros y de hasta 180 grados, por lo que son capaces de reconocer a personas, animales y objetos a través de algoritmos de su software e inteligencia artificial. Los radares, por su parte, son capaces de localizar objetos estáticos y en movimiento en los alrededores del vehículo, determinando su velocidad relativa, distancia y posición.

Toda la información que recogen los “ojos” de los sistemas ADAS se envía a la unidad de mando del sistema, que fusiona todos esos datos y genera un reconocimiento fiable del entorno del vehículo: la carretera, el resto de vehículos de la vía, los peatones, los animales, la señalización, etc. Cabe destacar que la información también se contrasta con los datos del movimiento del propio vehículo (velocidad, aceleración, frenada, situación, giro...) y con las acciones del conductor, con el objetivo de detectar situaciones de riesgo y actuar en consecuencia.

3. ¿Son eficaces los sistemas ADAS?

Los sistemas de asistencia a la conducción ADAS son realmente eficaces, puesto que ayudan a conducir con más seguridad y reducen la incidencia del error humano. Es más, gracias a ellos se van a reducir de forma significativa las cifras de siniestralidad a medida que vayan ganando presencia en el parque general de vehículos. Asimismo, la Dirección General de Tráfico (DGT) estima que si todos los automóviles llevasen estas ayudas a la conducción, se evitarían o reducirían las consecuencias del 57% de los accidentes en España.

Por su parte, la Unión Europea estima que gracias a la propuesta de que los sistemas ADAS sean obligatorios a partir de 2022 se podrán evitar unas 25.000 muertes en carretera en los próximos quince años. La mitad de esta reducción de la siniestralidad será gracias al frenado autónomo de emergencia, que evitará un gran número de colisiones por alcance, reduciendo así el número de víctimas y de heridos por latigazo cervical. También serán clave los asistentes de cambio y mantenimiento de carril, que evitarán muchas colisiones en vías rápidas y por maniobras de cambio de carril sin señalizar.

4. ¿Qué coches llevan los sistemas ADAS?

Actualmente, la mayoría de los vehículos del mercado pueden equipar, de serie u opcionalmente, algunos de estos sistemas de seguridad. Su implantación en España crece a un ritmo exponencial, puesto que casi uno de cada tres automóviles nuevos vendidos en 2019 equipaba detector de ángulo muerto (29%) y sistema de mantenimiento de carril (27,5%). El frenado de emergencia autónomo (24,5%), el control de crucero adaptativo (24%) y el reconocimiento de señales (20%), también están muy extendidos, según datos del Arval Mobility Observatory.

La Unión Europea ha elaborado un reglamento que obliga a que todos los vehículos que se vendan a partir del año 2022 deberán ir equipados de serie con un asistente inteligente de velocidad, una caja negra. Según Álvaro Gómez, director del Observatorio Nacional de Seguridad Vial: “El control inteligente de velocidad podría reducir en un 20% los accidentes, mientras que el frenado autónomo podría evitar los 30 ciclistas y 250 peatones que mueren cada año en las ciudades”.

5. ¿Los sistemas ADAS necesitan mantenimiento?

Los sistemas ADAS no requieren de ninguna atención ni mantenimiento especial desde el punto de vista del usuario más allá de mantener limpia la zona del parabrisas en la que se alojan las cámaras. Son los servicios oficiales o talleres autorizados los que deben comprobar electrónicamente que no hay fallos en el sistema durante las revisiones de mantenimiento programadas en el libro de revisiones del vehículo.

No obstante, en caso de sufrir un accidente de tráfico, tras la reparación del vehículo será necesario recalibrar las cámaras y los sensores para comprobar que todos los sistemas funcionan correctamente. Hay que prestar especial atención al parabrisas, ya que si se cambia por uno nuevo, será fundamental recalibrar las cámaras y sensores para ofrecer una información precisa a los sistemas de seguridad.

6. ¿Los sistemas ADAS pueden fallar?

Los sistemas de asistencia a la conducción pueden sufrir fallos de funcionamiento si sus cámaras y sensores no han sido recalibrados o si esa operación se ha realizado de forma incorrecta tras la sustitución de un parabrisas.

Cuando los sensores fallan por una mala calibración, el vehículo no es capaz de realizar un reconocimiento fiable del entorno, de modo que los sistemas de seguridad fallan, pudiendo provocar un frenazo a destiempo o, en el peor de los casos, una colisión o un atropello.