No cabe duda que la Catedral de Coria es uno de los mayores monumentos extremeños por excelencia no solo por la historia de la que han sido testigos sus majestuosos muros durante más de dos siglos, sino por su gran fortaleza que ha demostrado durante décadas en las que ha superado numerosas vicisitudes. Entre éstas, el fatídico terremoto de Lisboa que cada mes de noviembre resurge del recuerdo.

Este movimiento sísmico, que dejó a su paso lamentablemente numerosas vidas, cumple este mes de noviembre 265 años, ya que se registró justo el día 1 de dicho mes del año 1755. Un trágico terremoto que también dejó marcadas notables huellas transformadas en enormes grietas en la catedral.

Sin embargo, y tras más de dos siglos, el tiempo, unido al esfuerzo personal y económico de instituciones y diversas entidades, ha permitido corregir los daños con obras de rehabilitación .

Precisamente, sobre este aspecto, el alcalde, José Manuel García Ballestero, hace unos días recordaba este acontecimiento del que dijo que «tanto afectó a Coria con 21 víctimas y que debilitó la catedral». Asimismo, reconoció que el monumento «tuvo problemas de estabilidad desde sus inicios al estar situado al borde de una ladera junto al por entonces cauce del río Alagón y que el terremoto lo debilitó enormemente». No obstante, y tras más de dos siglos de vida, la catedral sigue fuerte y firme.