«Arreglar un tejado con una mascarilla y dobles guantes no es precisamente cómodo, pero hay que hacerlo. A cada rato tienes que recolocarte, no queda otra...». Así lo explica Agustín C., autónomo cacereño de la construcción, un sector que lo está intentando y eso no se le puede negar. Desde que retomaron la actividad el pasado 13 de abril, empresas y trabajadores en general están poniendo de su parte para que el covid-19 no se cuele como compañero de obra. Pero no es fácil.

El sector se ha dotado de un protocolo sensato y teóricamente sencillo (en la práctica un poco menos). UGT, CCOO y la Confederación Nacional de la Construcción (CNC) han acordado esta guía a través de la Fundación Laboral que viene a ser la biblia del gremio contra los contagios: establece unas 30 medidas a aplicar en el desplazamiento del personal hasta el lugar de trabajo, en la entrada a la obra, en el desarrollo de las tareas, en los descansos, a la salida y en el retorno a casa.

Son normas consensuadas entre los agentes sociales y de aplicación en los centros de trabajo temporales o móviles (obras) y para todas las personas que operan en los mismos: obreros, visitas, subcontratas, autónomos o proveedores. En Extremadura ya se aplican. Las empresas con cierto número de trabajadores, y por tanto más riesgos, conocen estas normas y tienen la voluntad de seguirlas. Muchas son de sentido común. Por ello las empresas más pequeñas, aunque no hayan leído aún el protocolo, también tratan de protegerse y mantener las distancias. De todos modos, las micropymes de la construcción se han visto muy afectadas por la prohibición del Gobierno de no poder continuar las reformas en los inmuebles donde haya otras personas viviendo o trabajando. Un buen número permanecen paradas.

EQUIPOS Y TEST

¿Pero cómo es la aplicación diaria de estas reglas? Depende sobre todo de las facilidades que dé la empresa. Por ejemplo, José Antonio Guerra trabaja en un gran almacén de obras de la firma Progemisa, en el polígono cacereño de Las Capellanías, donde no paran de certificar, clasificar, reparar y colocar maquinaria, herramienta y material. «Estamos diez compañeros. Nos han puesto jornada continuada de mañana por más seguridad. A la entrada tenemos un punto para tomarnos diariamente la temperatura, siempre después de lavarnos las manos. En una mesa disponemos de gel hidroalcohólico, mascarillas y guantes. También hay una gaveta con agua y lejía para desinfectarnos obligatoriamente el calzado al entrar y salir, y papeleras de pedal», explica José Antonio.

Además, la empresa ha sufragado el test de coronavirus para todos los trabajadores. «Me ha llegado el resultado, soy negativo», revela. Ahora debe intentar mantenerse libre de contagios, aunque no siempre se puede respetar la distancia dentro la nave, pese a ser enorme. «Quieras o no a veces tenemos contacto físico, pero tratamos de reducirlo al mínimo. Por eso nos han distribuido por parejas, siempre con el mismo compañero», detalla José Antonio.

AUTÓNOMO AUTOPROTEGIDO

Agustín C. no pertenece a una gran empresa, de modo que debe procurarse su propia seguridad. Autónomo veterano en la construcción, ahora trabaja en la obra de otra empresa que está rehabilitando un edificio en el casco viejo de Cáceres. Allí acuden distintas subcontratas. «Cada mañana me pongo la mascarilla, los guantes de látex y encima los de obra. La gente empieza la jornada con buenas intenciones pero yo noto que al rato se baja la guardia sin querer. También depende de cada uno. He visto a un fontanero bajarse protegido desde el coche y no despistarse un minuto. Otros se descuidan. Aquí los encargados son muy importantes», explica.

Mantener los dos metros de distancia tampoco resulta posible todo el rato. «En cualquier caso luego te pones a trabajar donde han estado otros y el riesgo existe», explica Agustín, que realiza la pausa matinal por su cuenta. La disciplina individual se hace ahora crucial en la construcción. «Cada día desinfecto con un fumigador mi camioneta: ruedas, cabina, puertas, remolque... También los guantes de obra y los de látex antes de quitármelos y tirarlos», precisa.

Al menos las herramientas se comparten menos. «Soy autónomo y llevo las mías, igual que los oficiales. En cuanto al resto, lo normal es que ahora tengan más cuidado y usen siempre las mismas», indica. En cualquier caso, Agustín considera que las obras deberían tener un fumigador asequible, «que los hay», para descontaminar continuamente los accesos, las escaleras, los pasamanos...

Pero la realidad es más limitada. El secretario general de UGT FICA en Extremadura, Miguel Talavera, afirma que el material de protección aún no ha llegado a todas las obras por su carencia en los mercados, «Sabíamos que el arranque del sector iba a ser lento, pero contamos con una buena herramienta: la guía de prevención. En la primera semana hemos advertido a aquellas obras que no cumplen las medidas. Hemos dado un margen y en los próximos días ya nos veremos obligados a informar a la Inspección de Trabajo», avanza el dirigente sindical.

MUCHO POR MEJORAR

Miguel Talavera reconoce que «una mayoría de las empresas está procurando conseguir material de protección, pero en los espacios comunes, como vestuarios y servicios, vemos que la situación deja mucho que desear y eso no puede ser», destaca. Finalmente, en UGT también preocupa el elevado coste del desplazamiento a las obras para los operarios, que ahora sólo pueden compartir coches de dos en dos.

Las mismas inquietudes comparte Mateo Guerra, secretario general de la Federación de Construcción y Servicios de CCOO de Extremadura. «Los trabajadores nos comunican que, al igual que en otros sectores, las medidas de protección desgraciadamente no están llegando a las obras como debieran. La escasez de equipos de seguridad en el país es importante. También observamos que los servicios de prevención aún no se han concienciado de este protocolo que hemos elaborado, cuando tienen una labor muy importante de información y formación a empresas y trabajadores para concienciar a todos», sostiene.

Y es que, según CCOO, las medidas de seguridad son cruciales en un sector como la construcción «donde se trabaja hombro con hombro para servir el material, para apoyar el material, para sujetarlo... Existe esta inercia de toda la vida, por eso se necesita la implicación de los servicios de prevención y de los cuadros intermedios para adoptar las nuevas normas. Estamos preocupados», subraya Mateo Guerra.

Pedro Pérez Francés, gerente de la Fundación Laboral de la Construcción en Extremadura, entidad que divulga el protocolo y que aúna las voluntades de sindicatos y patronal, explica que «la vuelta a la actividad es progresiva. Muchas pequeñas empresas de reformas no han podido hacerlo por los límites del decreto, y las grandes lo hacen con cierta lentitud por la falta de equipos de protección (mascarillas, guantes...)», indica.

De hecho, las organizaciones empresariales han escrito al presidente extremeño para saber dónde suministrarse ante un mercado poco fluido. «También falta material de obra en la cadena logística y algunas empresas tramitan ERTEs. Por tanto, como preveíamos, será una adaptación muy gradual», concluye el gerente.

Guía de seguridad frente al coronavirus

1. Ponerse el termómetro y cuidar los desplazamientos

La primera de las cuatro partes del protocolo creado por los sindicatos y las empresas de la construcción se refiere a los desplazamientos hasta el centro de trabajo. Se trata de un aspecto muy especial en este sector, ya que la mayor parte de los empleados no tienen siempre el mismo lugar fijo al que acudir, sino que se trasladan a las obras, estén donde estén. Una peculiaridad que ha acostumbrado a muchos de ellos a compartir coche, pero ahora no pueden hacerlo salvo de dos en dos, lo que está disparando su gasto en carburante. En todo caso, las normas del protocolo para los desplazamientos son las siguientes:

1. Antes de salir de casa hay que medirse la temperatura corporal. En caso de tener fiebre o síntomas compatibles con el coronavirus (tos o sensación de falta de aire), se debe comunicar a la empresa.

2. Evitar en la medida de lo posible el transporte público y cualquier lugar con aglomeración de personas.

3. Siempre que sea posible se utilizará el vehículo de forma individual.

4. Se debe desinfectar el vehículo tras cada uso, especialmente tiradores, palanca de cambio, volante y los elementos más utilizados, empleando desinfectantes.

5. Si se comparte el vehículo con otra persona, hay que sentarse cada uno en una fila y en posición diagonal.

2. Entradas y salidas: mucho ojo y mejor establecer turnos

Dos momentos clave para evitar contagios son las entradas y salidas de la obra. El protocolo ofrece recomendaciones ante estas situaciones, ya que el personal se encuentra en los accesos, baños y vestuarios.

1. La guía propone a las empresas que organicen la llegada de los empleados por turnos, para que se pueda mantener la distancia de seguridad de 2 metros.

2. No hay que saludar dando la mano, ni con abrazos o gestos similares.

3. Antes de iniciar la jornada hay que lavarse las manos y ponerse los guantes y la mascarilla, todo ello por este orden.

4. A la salida de la obra es conveniente reforzar la limpieza de las instalaciones para dejarlas listas de cara el próximo día.

5. El personal debe asegurarse de dejar limpia las herramientas.

6. También al final del horario de trabajo los empleados deben lavarse las manos, quitarse la mascarilla, la ropa de trabajo y los guantes por este orden.

7. Desinfectar el vehículo tras cada uso.

8. Al llegar a casa, meter directamente la ropa en la lavadora y utilizar programas largos con agua caliente. No cargar en exceso la máquina. Mantener siempre limpia la ropa de trabajo y los equipos de protección individual.

3. En el tajo: distancia de dos metros y no compartir nada

Durante la jornada de trabajo hay que extremar las precauciones. Las recomendaciones de la Fundación Laboral son:

1. En la medida de lo posible, la empresa y los cuadros intermedios deben distribuir el trabajo en los tajos para mantener la distancia de seguridad, es decir, 2 metros mínimos entre los empleados.

2. Si el trabajador ve que no es posible mantener esa distancia debe comunicarlo al responsable.

3. Si no existe alternativa y el obrero tiene que permanecer a menos de 2 metros de otra persona, en ese caso es recomendable utilizar mascarillas y gafas o pantalla facial. Nunca hay que tocarse la cara. Han de usarse pañuelos desechables.

4. Usar siempre guantes.

5. Evitar reunirse con otros trabajadores. Si resulta imprescindible, hacerlo en espacios abiertos y manteniendo la distancia de seguridad.

6. No compartir los elementos EPI tales como arneses, mascarillas, protectores auditivos o protectores oculares.

7. Evitar compartir herramienta de mano, móviles u otra maquinaria. En caso de hacerlo, limpiarlos tras cada uso.

8. Al menor indicio de síntomas, decirlo al superior, irse a casa y avisar al médico.

4. Distribuir descansos y no hacer corrillos en las pausas

Otro momento crucial en las obras es la parada de los empleados para reponer fuerzas. El personal tiene por costumbre juntarse en los descansos mientras da buena cuenta del bocadillo. Además, en la construcción resulta bastante habitual que los obreros se desplacen desde otras localidades y permanezcan en las instalaciones a mediodía para comer y tomarse un respiro. A fin de minimizar estos riesgos, los sindicatos han propuesto la jornada continuada, que algunas empresas han comenzado a aplicar. En cualquier caso, el protocolo dicta unas advertencias a tener en cuenta en las pausas:

1. La empresa debe evitar aglomeraciones durante estos momentos, establecer aforos máximos en las zonas comunes de la obra, y distribuir y coordinar los descansos entre los distintos tajos.

2. Es conveniente limpiarse las manos frecuentemente, con agua y jabón, durante 40 segundos, aprovechando estas pausas.

3. Mantener limpios los aseos y las zonas comunes.

4. Evitar beber directamente en fuentes y utilizar recipientes individuales o vasos desechables.

5. No compartir vasos, botellas ni cubiertos.

6. No agruparse formando corrillos.