Estaba cuidando a sus nietos porque sus padres tenían que trabajar cuando su hijo la llamó para decirle que volvían para casa. Era el viernes 13 de marzo y acababan de anunciar que Arroyo de la Luz cerraba fronteras. Fue un shock. «Me puse muy nerviosa y empecé a preocuparme. Al principio veíamos un poco lejos todo esto pero aquello me hizo ver la realidad», recuerda Rosario Martínez, que vive en un bloque de pisos en Arroyo de la Luz junto a su marido. Después, «a medida que avanzan los días sin salir de casa, la angustia crece», asegura.

Ella intenta pasar el tiempo haciendo encaje de bolillos y costura (de normal enseña a bordar a la gente del pueblo), pero aún así las horas son eternas. El momento más esperado del día son las videoconferencias que realiza con sus hijos y sus nietos, de cuatro y 16 meses. El domingo jugaron incluso con ellos al dominó por el teléfono, ayer habían quedado para disfrazarse.

Y mantiene el contacto con los vecinos a través de los grupos de Whatsapp, donde hay tiempo hasta para echarse unas risas. Le duran poco, porque pronto regresa a su cabeza la seriedad del problema que están viviendo. La preocupación crece también a medida que los casos positivos se acercan a su entorno.

El otro momento esperado son las cuatro de la tarde, cuando los vecinos abren las ventanas y ponen música. Han bailado ‘Sobreviviré’, ‘Viva España’ y ayer ‘Resistiré’, una versión que ha creado Miriam Expósito, una cantante de Badajoz que lleva cinco años viviendo en la localidad. Ha adaptado la letra para animar a los arroyanos.