Con la mayor parte de la población recluida en sus hogares, garantizar que el suministro de agua a todas las viviendas de un bloque es el adecuado, que la limpieza y desinfección bacteriológica de sus zonas comunes es buena, o que los ascensores y las calderas siguen funcionando con total normalidad, son cuestiones que resultan más necesarias que nunca y es la razón que justifica que la labor de los administradores de fincas no esté afectada por las limitaciones del estado de alarma y se siga desarrollando estas semanas.

«Estamos dando instrucciones a nuestros colegiados para que las comunidades de propietarios se sigan manteniendo en las mejores condiciones posibles, máxime ahora que, como consecuencia del confinamiento, los usuarios tienen que permanecer en sus viviendas y no les pueden faltar determinados servicios básicos, como es el abastecimiento de agua, luz, televisión, internet... Estamos tratando por todos los medios de que esta declaración de estado de alarma afecte lo menos posible a los copropietarios», afirma María Teresa Lechado, presidenta del Colegio Territorial de Administradores de Fincas de Extremadura.

Estas semanas se incide en la desinfección e higiene de las zonas comunes, en concreto de las manillas y pomos, las cabinas de los ascensores y las botoneras de los telefonillos o videoporteros. Por lo demás, se están prestando los servicios de reparaciones de averías urgentes y continúan aquellos trabajos de mantenimiento que son básicos. El resto de tareas previstas en las comunidades se han paralizado.

Los administradores de fincas están atendiendo vía telefónica o telemática a sus clientes y solo de forma presencial en aquellos casos que son imprescindibles. «Por supuesto, las juntas de propietarios se han anulado y estamos dando a las comunidades una serie de recomendaciones básicas de uso y permanencia en las zonas comunes», precisa Lechado.

Entre ellas está la de no utilizar en la medida de lo posible el ascensor y, si se recurre a él, hacerlo individualmente; permanecer el menor tiempo posible en las áreas compartidas, o guardar siempre con otros copropietarios la distancia de seguridad. Igualmente, se recuerda la obligación de clausurar espacios como jardines, los de recreo o deportivos y en general cualquier otro que no sea necesario para la habitabilidad y seguridad del edificio.

Pedidos domiciliarios

También se ha aconsejado reducir al mínimo indispensable los pedidos que requieran envíos domiciliarios «porque eso implica que entren personas ajenas y que no se pueden controlar en la comunidad. Y si se pide comida a domicilio, lavarse las manos antes de abrir la puerta, pagar con tarjeta de crédito y volver a lavárselas cuando se reciba el pedido», aclara la presidenta de este colegio, que reúne actualmente a 172 profesionales en ejercicio en Extremadura.

Pese al confinamiento y a que la mayoría de las familias están recluidas en sus hogares, Lechado apunta que estas semanas se están registrando «muchísimas menos llamadas» tanto para reparación de averías como por problemas y roces en la convivencia. «Estoy sorprendida». Incluso, explica, en el caso del servicio para urgencias con el que cuenta su despacho «las llamadas han disminuido considerablemente». «Quizás, al no utilizar tanto los elementos comunes no se detectan determinadas anomalías o quizás es que también los edificios están muy bien mantenidos», aventura.

Asimismo, el colegio colabora en la difusión de iniciativas solidarias que ayudan a las personas mayores a cubrir sus necesidades o realizar gestiones. «Es algo que está funcionando. Si hay un copropietario que sabe que en una vivienda reside una persona mayor, le acerca el pan, la leche, o los elementos básicos que pueda necesitar».

En cuanto a los porteros, detalla, tienen concentrado el horario, de forma que la mayor parte de su trabajo se hace a primera hora de la mañana, en la que efectúan «una limpieza a fondo y desinfección y luego se retiran a su vivienda» para que se mantengan, como el resto de los residentes, el máximo tiempo posible en sus casas. Luego, realizan repasos periódicos y, si es necesario, «vuelven por la noche a recoger la basura».

Por otro lado, con la economía paralizada, ya ha habido algún propietario que ha llamado «para decirme que no le pase las cuotas de comunidad hasta que esta situación termine, porque tiene un pequeño negocio que está cerrado y no genera ingresos». En cualquier caso, precisa, es de momento «un porcentaje muy pequeño».