La crisis sanitaria a nivel mundial ha agudizado problemas que ya estaban sobre la mesa. El vuelco repentino de la vida cotidiana por las medidas decretadas por el gobierno para frenar el coronavirus ha condicionado también la realidad que viven los animales de compañía. Pasear al perro es una de las excepciones que justifican saltarse el confinamiento y esto ha provocado que en todo el país en las últimas semanas se haya producido un aluvión de solicitudes para adoptar animales durante el tiempo en el que se prolongue la cuarentena. Llega hasta tal punto que en varias ciudades las perreras que han visto que se han vaciado sus instalaciones, algo insólito.

En Extremadura, los refugios también destacan un aumento las peticiones de adopciones temporales en los últimos días. No obstante, las protectoras han decidido blindarse para proteger a los animales y a la par que han paralizado las adopciones que estaban previstas como medida de prevención, han optado por declinar de momento todas las solicitudes. ¿La razón? No exponer a los canes a un segundo abandono cuando acabe el confinamiento. Este es el caso del Refugio de San Jorge en Cáceres. «Lo que nos han pedido es que se quedaran en este periodo, sabemos que es una manera de colaborar porque la gente ahora está en casa y piensa, pues ayudo, y sabemos que nos estamos jugando un porcentaje de adopciones, pero queremos evitar el riesgo de que cuando vuelva la normalidad esos animales sean abandonados otra vez y tengan que volver aquí de nuevo», relata a este diario su responsable Laura Varaldi, que estima que en la actualidad las instalaciones acogen a 83 perros. La misma decisión ha adoptado la protectora de Plasencia, encargada de gestionar la perrera municipal. «Ha habido solicitudes pero solo para 14 días», exponen.

A esta parálisis en las adopciones hay que sumarle un aumento exponencial de los abandonos conforme avanza el tiempo de cuarentena, bien porque los dueños no se pueden hacer cargo del animal o porque se encuentran enfermos. Por su parte, en la provincia cacereña la situación mantiene por el momento cierta normalidad. Aseguran desde los refugios que no se han producido incidencias ni un aumento destacable. «La semana antes de la cuarentena hubo un repunte y recogimos en una semana a cinco, en estos días tratamos de recoger a los que están sueltos», ponen de relieve desde Plasencia. En el caso de Cáceres, Varaldi asegura que han recibido llamada desde el Casar de Cáceres por tres perros que están en la calle porque los familiares no se pueden encargar de ellos pero asegura que instarán al ayuntamiento a que garantice su cuidado hasta que se levante el periodo de confinamiento y puedan ir a recogerlos.

«Estamos al límite»

Más crítica es la situación que vive la protectora de Almendralejo. Ese sentido, y en declaraciones a este diario fuentes de Recal, las instalaciones se encuentran a punto de desbordar su capacidad. «Estamos al límite, en un día entraron dos perros y en lo que va de aislamiento han entrado más de diez, estamos hablando de un animal por día, la situación no está equilibrada porque antes salía un perro por día, más lo que se iban al extranjero, dos viajes mensuales, casi 30 animales al mes, y ahora no están saliendo y están llegando más, con lo cual se va a producir hacinamiento dentro de muy poco, estamos muy preocupadas, lo que se debe hacer en estos días es no abandonar, porque ahora los animales en la calle no se pueden valer», pone de relieve. En ese sentido, hacen también un llamamiento a la responsabilidad de los ciudadanos. «Si la gente que vea a animales por la calle que no llame a las protectoras porque estamos todas saturadas y si puede ser que se lo lleve para casa y disfrute de ese animal en ese periodo y luego ya veremos cómo lo solucionamos», concluyen.