Alberto Manuel Hornos es el mejor ejemplo de la versatilidad en el mundo del toro. Nacido en Coria en 1976, tomó la alternativa como matador en 1998 y desde entonces ha tocado prácticamente todos los palos de este ámbito. Hoy ejerce a partes iguales como empresario y ganadero de lidia. Como empresario ha llevado durante los últimos cinco años la gestión de la plaza de Plasencia (ahora en nueva fase de concurso). Organiza cada temporada varias corridas en Extremadura y hasta medio centenar de festejos populares en los municipios. Como ganadero tiene dos hierros en fincas de la región, que son Carmen Valiente y San Martín, con 2.000 cabezas. Un dato avala su actividad: cada año se lidian entre 150 y 180 reses de su ganadería.

Por ello, Alberto Manuel conoce al detalle el efecto de la pandemia sobre el sector taurino extremeño, que le perjudica en su doble faceta. «Ya habíamos organizado varios festejos de principio de temporada para marzo y abril que no han podido celebrarse, entre ellos tres corridas. Estos espectáculos conllevan unos cuatro meses de trabajo previo (contratación de ganadería, toreros, publicidad, gestión de documentación...), y una inversión importante. Todo se ha perdido», relata el empresario. Incluso los toros, ya listos, tuvieron que quedarse en el campo.

Y es precisamente en el campo donde está el mayor problema, porque Alberto Manuel debe seguir alimentando a todas sus reses. «Esos animales que iban a tener salida este año no han generado ninguna rentabilidad, continúan en las fincas, lo que además supone un coste muy elevado sin que tampoco podamos calcular fechas», explica. Otro problema común a los ganaderos son los cinqueños, que deben lidiarse sí o sí esta temporada. «Tenemos unos 25 toros en esas condiciones, que de no llegar a las plazas este año supondrán una pérdida importante», destaca Alberto Manuel. Hay que tener en cuenta, agrega, que dependiendo de la zona donde se ubique la ganadería (lluvias, pastos...) el coste de mantenimiento de un toro oscila entre 4.000 € y 5.000 €, y su precio de venta para una corrida es de 6.000 €. Aunque algunos hierros puedan llegar a cobrar 12.000 €, lo habitual es conseguir un margen mucho más ajustado que este año, de momento, ni siquiera es posible.

Festejos populares

Los toros de más edad sí son válidos para los festejos populares, donde existe un margen más amplio dependiendo de las comunidades autónomas. En Extremadura, los toros se pueden lidiar en estos festejos hasta los 8 años y las vacas hasta los 12. «Pero los ayuntamientos, las comisiones y las peñas prefieren ejemplares más jóvenes, con mayor rendimiento», reconoce el ganadero. Además, algunos animales se han criado con una inversión que no se recupera en estas citas, aunque tengan su categoría.

Alberto Manuel organiza festejos a la medida y costumbres de cada localidad. «Hacemos todo tipo de actividades, nos adaptamos a las tradiciones de la tierra, desde el pueblo más pequeño a la Feria de Plasencia, que supone unos 400.000 € y que se ha pospuesto a septiembre», detalla. Por este volumen de trabajo, el profesional prefiere ser optimista en plena incertidumbre. «Creo que los festejos populares de siempre volverán en agosto, septiembre y octubre con las medidas de seguridad que se consideren oportunas. Hay que tener en cuenta que las fiestas de los pueblos mueven una parte importante de la economía local, y generan unos beneficios que repercuten ampliamente en distintos sectores de cada municipio», afirma el ganadero, que espera que la nueva normativa se concrete.