Los barrios suelen llevarse la peor parte en todas las situaciones críticas y el coronavirus no iba a ser una excepción. Aldea Moret, con 28 víctimas mortales durante el Estado de Alarma (no a todas les hicieron test, pero ése es el número de fallecidos que suele haber en un año), también está sufriendo las graves consecuencias del parón económico. El barrio cacereño nunca llegó a recuperarse de la última crisis, y buena parte de los vecinos que lograron aferrarse a trabajos temporales o precarios se vuelven a ver en la calle. El impago de los ERTE también ha sacudido la vida de familias no acostumbradas a pedir ayuda.

Como ya publicó este periódico el pasado 22 de abril, la parroquia de Aldea Moret es testigo de una situación angustiosa para muchos vecinos, pero a día de hoy la solidaridad ha llamado a la puerta del barrio. Primero fueron los propios residentes quién se dieron cuenta de la necesidad de colaborar con donativos o con sus propias manos, y luego comenzaron a llegar ayudas de otros puntos de la ciudad, de la provincia, del país...

«La situación es difícil, pero ahora mismo, gracias a estas ayudas, muchas personas pueden subsistir», afirma el párroco, Miguel Ángel González. En concreto, durante las tres últimas semanas se han contabilizado 47 donativos, entre ellos los 4.000 € aportados por la empresa cacereña Cohidrex, que ha cedido la cuantía íntegra del premio ‘Extremadura Empresarial’ que le fue otorgado en la categoría de Mejor Trayectoria Empresarial. Sus titulares no tuvieron ninguna duda en entregarlo a la parroquia.

SUSTENTO DIARIO

Otra empresa que se vuelca con el barrio es Catering Pajuelo. Cada día, desde el 27 de abril, reparte gratuitamente una media de 44 menús elaborados, que hasta ahora han permitido subsistir a 20 familias (41 adultos y 32 menores). «La gente ha visto el cielo abierto porque han encontrado el sustento diario hasta que por ejemplo han podido cobrar el ERTE. Luego han llegado otras familias que se han quedado fuera del mercado de trabajo» explica el párroco.

Y es que desde el inicio de la pandemia han acudido a la iglesia 50 familias a pedir ayuda (productos higiénicos, de hogar, de bebés, butano...). «La mitad de ellas nunca habían venido, son los nuevos perfiles de la pobreza generados por esta crisis. Vienen parejas con hijos, familias monoparentales, de otras religiones, de otros países...», indica el sacerdote.

Los donativos económicos se están reforzando con aportaciones en especie que comienzan a llegar a la parroquia. «Nos vienen bien, porque a las familias con hijos les completamos los menús con leche, fiambre, yogures...». Todas estas ayudas dan un respiro a las arcas de la parroquia, que durante el primer mes de la pandemia gastó un 150 % más de dinero en comida que en todo 2019. También se ha notado un alivio con la llegada a los hogares de las ayudas sociales del ayuntamiento y de otras instituciones

No obstante, el párroco teme que esta situación se prolongue en exceso y que los fondos empiecen a escasear. «La gente ha sufrido dos crisis seguidas que han sido muy duras para el barrio. Una cosa es la subsistencia puntual mediante estos apoyos, pero otra cosa es la recuperación verdadera que necesitan las personas y que esperamos que no se demore, porque cuando alguien sale del mercado laboral por mucho tiempo, le resulta difícil reincorporarse», reflexiona el sacerdote.

ORGANIZADOS Y CONECTADOS

Mientras tanto, el barrio sigue funcionando con eje en su parroquia, que ha consolidado el grupo de WhatsApp que vincula a los vecinos para organizarse en todas estas tareas, y que hasta final de junio tendrá en su centro pastoral a su patrona, Santa Lucía, a la que tantos se encomiendan. Los apoyos continúan: alguna otra empresa ya estudia la forma de apoyar, el centro de salud ha facilitado mascarillas a la parroquia, y un grupo de voluntarios les ha provisto de batas y pantallas protectoras realizadas en 3D para estos repartos.

Aldea Moret sigue nadando contracorriente, pero aguanta la tormenta por el ímpetu de sus vecinos y por esa solidaridad que esta vez no les ha faltado.