Alquilar viviendas o un hostal. Estas son las dos opciones que barajan la Arhidiócesis de Mérida-Badajoz, la Junta y el ayuntamiento para ampliar el número de plazas en la ciudad para dar cobijo a las personas sin hogar durante la ola de frío y ante la posibilidad de que se produzca un segundo confinamiento a causa de la pandemia del covid-19. Como ya informó este diario, el pasado viernes se celebró una reunión a tres bandas para tratar de dar respuesta «inmediata» a esta necesidad, pues tanto el Centro Hermano como el albergue de la calle Bravo Murillo está al completo e incluso hay lista de espera, que previsiblemente irá en aumento con la bajada de las temperaturas.

Tras este encuentro, se explicó que se estaban estudiando dos alternativas, aunque no se concretaron cuáles, pero que se trataría de un nuevo espacio, ya que ampliar la capacidad de las instalaciones de Bravo Murillo, que continuará abierto, era inviable. Ayer la Dirección General de Políticas Sociales precisó que las dos posibilidades que están sobre la mesa son arrendar viviendas o un hostal. Con ambas, según apuntaron, se podría disponer de una veintena de plazas más. En estos momentos, los técnicos de Cáritas, que se encargará de la gestión de este nuevo recurso, están estudiando «los perfiles asistenciales y las necesidades» de estas dos opciones, con el objetivo de que este jueves, cuando está prevista una nueva reunión de las partes implicadas, se pueda tomar una decisión definitiva. Una de las condiciones que debe reunir el nuevo albergue es que permita que se garantice el cumplimiento de las directrices marcadas por Salud Pública para evitar los contagios de coronavirus. En el albergue de Bravo Murillo, además de dormir, los usuarios cenan y se duchan. Quienes acceden por primera vez deben realizarse una PCR y permanecer varios días aislados. Los acogidos solo pueden salir a la calle si van acompañados por personal o voluntarios de Cáritas.

Ya se avanzó también que ante la necesidad de ocupar un espacio cuanto antes, las opciones que se estaban barajando eran de inmuebles que solo hiciera falta acondicionar, pero no realizar ninguna reforma. También se apuntó el alquiler como posibilidad más factible, ya que ni el ayuntamiento pacense ni la Junta de Extremadura disponen en estos momentos de ninguno cerca del Centro Hermano ni del albergue de Bravo Murillo, que era lo deseado inicialmente con el objetivo de facilitar el trabajo del personal de Cáritas.

Buena disposición

El vicario general, Francisco maya, destacó, tras el encuentro con los responsables de la Junta de Extremadura y el ayuntamiento, la «buena disposición» de las partes para tratar de dar una respuesta rápida al problema de la falta de plazas para acoger a personas sin hogar, una vez que se ha descartado la opción de habilitar el pabellón deportivo de Las Palmeras, como se hizo en marzo, a que no era un sitio idóneo para los meses de frío.

Tras este primer encuentro, el concejal del Instituto Municipal de Servicios Sociales (IMSS), Antonio Cavacasillas, señaló que la prioridad es dar respuesta con «inmediatez» a esta situación, pero apuntó que el ayuntamiento lleva tiempo trabajando para poner en marcha un albergue permanente -un recurso que Cáritas lleva años demandando- para personas sin hogar, para lo que había solicitado la implicación de la Junta.

Sin embargo, el grupo municipal socialista, a través de un comunicado, puso en duda que el equipo de gobierno «plantee un proyecto real para el problema de los sin techo en la ciudad», pues, según el concejal del PSOE, Raúl Cambero, desde el 2018 «ha rechazado» las propuestas hechas por su grupo para que Badajoz dispusiera de este tipo de recursos, uno de ellos un albergue de baja exigencia, así como tampoco apoyó su solicitud de crear un censo de personas sin hogar en la ciudad, «para tener certeza del alcance del problema. Los socialistas acusaron al equipo de gobierno de acordarse de los necesitados «solo cuando hace frío», lo que achacaron a una «total imprevisión y falta de sensibilidad».