Los aplausos a las ocho de la tarde se han institucionalizado, pero en Plasencia, también lo han hecho las salidas al balcón de algunos placentinos que, desde sus viviendas, animan con música a sus vecinos y en algún caso a personas de toda España y otros países. Es un momento que ya espera el vecindario porque supone una distracción y además está consiguiendo que personas que antes no sabían que vivían frente o a la lado de otras ya se conozcan y se consideren incluso familia.

En algunos casos, los artífices de este oasis musical tienen relación con la música y en otros no. En el primer bloque se encuentran Tony García y Paco Santos. Tony es miembro del grupo de folk Enverea y toca en la banda municipal de música de Badajoz, además de dar clases en una academia privada en Cáceres. Todo el mundo le conoce ya en su calle, Bertrand Russell, en el polígono de La Data.

Porque empezó tocando con su clarinete el Himno de la Alegría y ha seguido con un saxofón soprano y una gaita interprentando desde Resistiré hasta Paquito el Chocolatero, Hola Don Pepito, Un beso y una flor, música de Enverea y celta.

Tiene claro que, en esta crisis sanitaria, "todos tenemos la obligación de aportar algo y la música no me la puedo quedar para mí". Así, esos momentos cercanos a las ocho de la tarde son "amenos y gratificantes, para mí y para mis vecinos, que a muchos no les conocía".

Lo mismo le ha sucedido a Paco Santos, animador y cabeza visible de Santos Music. Desde su terraza, cada día, a partir de las 19.30 horas, pone música y lo que empezó como una iniciativa "de entretenimiento" para él y sus vecinos de la calle Julián Besteiro se ha transformado en un "programa de radio". Porque lo transmite en directo por Facebook y le llegan peticiones, dedicatorias y mensajes no solo desde Plasencia y Extremadura, sino también de otros puntos de España, e incluso de Francia o Puerto Rico. "Es mi forma de aportar mi granito de arena y, si le sirve a la gente de ánimo y consuelo, mejor que mejor".

Reivindicación

ReivindicaciónMucho ánimo es también el que transmite María Jimena Matías, periodista de Canal Extremadura, desde su balcón de la calle Trujillo. Con ayuda de un megáfono primero y de un altavoz y un micrófono actualmente, "cada día nos acordamos de alguien, sanitarios, profesores, abogados, la gente de los comercios, de todas las profesiones", explica.

También sirve su altavoz para "reivindicar todas las cosas de las que como periodista te enteras y te parecen injustas, como la falta"de medios de los sanitarios". Se acompaña de música, la marcha Radetzky antes de las ocho y, tras los aplausos, "la gente nos pide canciones, los vecinos o gente por Twitter y aceptamos todas las peticiones". Afirma que esas salidas al balcón le sirven a ella misma de "motivación" y también para "sentirte unida a la gente de la calle, a la que siempre despedidos con un hasta mañana, familia".

Como la familia que ha encontrado Raúl Paniagua en los vecinos de su calle, Sor Valentina Mirón. De disfrutar de los días rodeado de personas en su bar de la plaza Mayor, La Pitarra del Gordo, pasó a encontrarse solo con su familia en su vivienda. Pero la familia se ha extendido gracias a sus salidas al balcón, a la hora de las cañas y sobre las ocho de la tarde para poner la música que le gusta a sus vecinos. "Muchos son gente mayor y pongo Nino Bravo, Juan Pardo, de los 80... Todavía no he puesto ninguna que me guste a mí".

Pero no le importa porque es "un momento de distracción, aunque sea con la distancia de las ventanas" y se trata de una forma de interactuar en su "mini red social" vecinal.