Unidades especiales de la lucha antiterrorista detuvieron en la región de Kebilia, en el oeste de Túnez, a un condenado por yihadismo que acababa de salir de prisión y que incitaba a los extremistas islámicos con síntomas de covid-19 a toser y estornudar en los locales de las fuerzas de seguridad, según ha informado este jueves el Ministerio del Interior tunecino.

Según esta fuente, el sospechoso se encuentra bajo custodia policial mientras que un segundo detenido permanece en cuarentena a la espera de los resultados del test para detectar la enfermedad.

Además, el miércoles se ha detenido en un barrio situado a 10 kilómetros del centro de la capital de un individuo tras descubrir en su domicilio un taller de fabricación de explosivos y montaje de drones.

El pasado 31 de marzo un hombre, que confesó haber prestado lealtad al grupo terrorista Estado Islámico, fue arrestado por planear un ataque durante el mes sagrado de Ramadán, que comienza este 23 de abril, contra los cuerpos de seguridad o "instituciones sensibles" aprovechando la situación excepcional que atraviesa el país frente a la crisis sanitaria.

El 6 de marzo, dos presuntos yihadistas perpetraron un ataque suicida frente a la embajada de Estados Unidos, que mató a un agente e hirió a otros cinco además de a un civil, y que no ha sido reivindicado hasta el momento por ningún grupo.

Túnez vivió en el 2015 una cadena de tres atentados en la capital y en la ciudad turística de Sousa que segó la vida de 72 personas, 60 de ellos turistas extranjeros y 12 miembros de la Guardia Presidencial. El país se encuentra en estado de emergencia desde entonces, medida que se renueva mensualmente.

Los ataques, que hundieron el turismo, una de las principales industrias de un país sumido en una grave crisis económica, fueron reivindicados por una rama salafista radical local vinculada al Estado Islámico.