¿Recuerdas tu primer beso? El beso a tu padre, el beso a tu hermana, a tu abuelo, a tu novio, a tu novia. El beso en la parada mientras esperabas el autobús, el beso en la Montaña, el beso en el Rodeo, en Bols, en El Extremeño, el beso en el hall de la facultad, a los pies de Leoncia, la vendedora de nuestro Extremadura. El beso con azúcar, con miel, besos de limón, de fresa. El beso es el lenguaje universal. Dicen que es el día del beso, del beso confinado, del beso que siempre soñamos dar, del que nos robaron, del que robamos en el cine mientras veíamos Cinema Paradiso. El beso es eterno, con él sobran las palabras y vuelan los sueños. Oh, el beso y sus misterios, el beso y sus milagros. El beso a tu bebé, a tu perro que mueve la cola y trepa al sofá cuando te ve triste. El beso a las puertas del colegio, cuando tu madre te decía adiós y tú pensabas que en ese momento se acababa el mundo. La pandemia nos ha robado la libertad, pero no nos ha robado nuestra capacidad de besar. Todos ellos, cacereños y cacereñas, besan y besan para este periódico, para que sus páginas sigan besando cada día con la lengua de su tinta y los labios de sus titulares. No lo olviden jamás: no besen mañana lo que puedan besar hoy.