Brasil roza las 36.000 muertes por coronavirus y los 673.000 contagios en medio de nuevas derivas del Gobierno de ultraderecha frente a la crisis sanitaria. El presidente Jair Bolsonaro decidió poner en duda el número de fallecimientos y evitar la propagación de los últimos datos durante los telediarios de la nueve de la noche, los más vistos por un país de casi 210 millones de habitantes. El ministerio de Salud, manejado por militares, ha resuelto, por orden del Ejecutivo, dejar de contabilizar públicamente la totalidad de los decesos y las infecciones. "No informar de manera correcta significa que la afección puede ser más dañina que la enfermedad", dijo Luiz Henrique Mandetta, el primer titular de la Cartera de Salud, quien dimitió por sus diferencias con el capitán retirado. La política de las actuales autoridades, advirtió, puede llevar a la "tragedia". Por su parte, Gilmar Mendes, uno de los ministros del Tribunal Supremo, advirtió que "la manipulación de datos es una maniobra de regímenes totalitarios". Mendes señaló además que ocultar información no eximirá al Gobierno de "la responsabilidad por el eventual genocidio".

Horas antes, Carlos Wizard, el nuevo secretario de Ciencia del Ministerio de Salud brasileño, había calificado las cifras actuales de "fantasiosas o manipuladas". Según Wizard "había mucha gente muriendo por ahí por otras causas y los gestores públicos, puramente por interés de tener un presupuesto mayor en sus municipios, en sus estados, colocaban todo el mundo como covid-19".

Wizard habló en nombre de Bolsonaro, para quien las cifras globales no "retratan el momento del país". Semejantes conclusiones no hicieron más que provocar la inmediata reacción negativa de los estados. Varios gobernadores acusaron al presidente de tratar de "invisibilizar" los casos fatales. El Consejo Nacional de Secretarios de Salud (Conass) consideró que la declaración de Wizard revela "profunda ignorancia sobre el tema". Los funcionarios calificaron este giro de "insensible, inhumano y poco ético". Wizard, subrayaron, "insulta la memoria de todas esas víctimas indefensas de esta terrible pandemia y sus familias".

BOLSONARO QUIERE EMULAR A TRUMP

A contramano de lo que afirma el Gobierno, los especialistas creen que los números oficiales no están dando completamente cuenta de los efectos de la pandemia en el gigante sudamericano, entre otras razones por la acotada cantidad de testeos. En ese sentido no descarta que fueran más impactantes. Bolsonaro no cesa en sus intentos de mirarse en el espejo de su colega Donald Trump. También él quiere abandonar la Organización Mundial de la Salud (OMS), por razones anlálogas al ocupante de la Casa Blanca. A diferencia de Estados Unidos, el actual Braisl es deudo millonario de la agencia global.

"Desde el comienzo de la epidemia, Bolsonaro ha demostrado que no está a la altura del desafío, minimizando la enfermedad de manera intrascendente, fomentando y promoviendo las aglomeraciones, propagando la desinformación como un cálculo y tratando las pérdidas de miles de familias con indiferencia", señaló el diario paulista Folha en su editorial. "Su obsesión irracional con las soluciones mágicas, sin ningún apoyo en la ciencia, y su esfuerzo diario para sabotear las propias políticas del Ministerio de Salud, derribó a dos ministros en unas pocas semanas, dejando temporalmente a un general sin experiencia previa en el campo, pero obediente a los dictados del presidente", añadió.

El agravamiento de la crisis sanitaria va a la par de las tensiones políticas y los deseos manifiestos de la ultraderecha de cerrar el Congreso y ponerle un límite al Tribunal Supremo, donde se cocinan algunas investigaciones judiciales que pueden debilitar más al clan Bolsonaro. Este domingo se realizará una manifestación en Sao Paulo contra el capitán retirado, a pesar de las restricciones de la cuarentena. El mandatario los tachó de "terroristas". En este contexto, 500 policías de todo el país llamaron en un documento a defender la democracia. "Nosotros, policías antifascistas, creemos que el trabajador de la policía debe estar al lado de otros trabajadores en la lucha contra el fascismo. Después de todo, el proyecto fascista en nuestro país es un proyecto para avanzar en el ataque a los derechos ganados por los trabajadores".