Brasil anunció un plan de choque que incluye la inyección de 147.300 millones de reales (unos 26.000 millones de euros) en la economía a fin de atenuar los impactos de un coronavirus que ya ha provocado 234 infectados mientras hay otros 2000 casos sospechosos. El ministro de Economía brasileño, Paulo Guedes, se vio obligado a poner en suspenso su ferviente credo neoliberal y responder con rapidez después de que la Bolsa de Sao Paulo registrara una caída del 38,46 %. En tanto, el dólar estadounidense se ha apreciado alrededor de un 26 % frente al real brasileño. Guedes, un ortodoxo de la Escuela de Chicago, dijo que las medidas de "emergencia" se irán implementando a lo largo de los próximos tres meses. El dinero, precisó, servirá para ayudar a los sectores de la economía y sociales más golpeados por los efectos del COVID-19.

El Gobierno de ultraderecha ha pasado de la alegre subestimación de la pandemia a redoblar la vigilancia sanitaria y preocuparse especialmente por el impacto de la crisis global en una economía en estado frágil antes de que se conocieran los primeros contagios en China. El presidente Jair Bolsonaro sigue pensando no obstante que la reacción mundial es exagerada. "Tenemos que tomar las medidas sanitarias pertinentes pero no podemos entrar en una neurosis como si fuera el fin del mundo".

Cinco de sus colaboradores están en cuarentena. Bolsonaro no ha seguido las recomendaciones de sus propios médicos y el pasado domingo estrechó sus manos con los manifestantes que participaron en Brasilia de una marcha en la que se reclamó el cierre del Congreso y se atacó a los integrantes del Tribunal Supremo. "Muchos ya contrajeron (el virus) a pesar de los cuidados que se toman, esto va a pasar más tarde o más temprano, los metros están llenos, los estadios están llenos, el carnaval fue increíble", dijo.

A su criterio, "con toda seguridad hay interés económico para que se llegue a esta histeria". El ex capitán no hizo más que repetir alguno de los argumentos de Edir Macedo, el líder de la Iglesia Universal del Reino de Dios, una de las grandes facciones del evangelismo pentecostal que lo respalda en el Parlamento y a través de la influyente TV Record. Macedo llegó a publicar un video en el cual sostenía que el coronavirus no es más que una estrategia de Satanás y los medios para inducir a la gente a entrar en pánico. Luego lo retiró de circulación. La Iglesia Universal se ha negado a suspender sus cultos masivos.

Críticas al presidente

Las idas y venidas de Bolsonaro provocan fuertes críticas periodísticas. "El presidente parece dirigirse a una especie de cuarentena voluntaria. Desde que asumió el cargo, se ha aislado de la sabiduría, el liderazgo, la ciencia, el sentido común y las mejores prácticas políticas", consideró el diario paulista Folha. "La actitud estúpida de encontrarse con su pequeña secta de extremistas el domingo indica que el país no contará con el jefe de Estado para dirigir la respuesta a la mayor emergencia humanitaria en décadas".

Folha sostiene en su editorial del lunes que, por el contrario, Bolsonaro "amenaza con convertirse en un obstáculo para la coordinación extraordinaria de esfuerzos y recursos necesarios para mitigar el impacto que la propagación de Covid-19 tendrá en el sistema de salud, el bienestar de decenas de millones de brasileños y la economía, con dureza. alcanzado". Lo mejor, señala con cierta ironía, es dejar al ocupante del Ejecutivo "aislado intelectual y políticamente" mientras que los especialistas se pongan a cargo de la "tarea monumental" de combatir el COVID-19 en todos los frentes.