En el área de salud de Cáceres fallecen menos ancianos por coronavirus que en el resto de la región. Concretamente en la capital cacereña la mortalidad de los mayores de 74 años con covid es del 13%, mientras que en el resto de Extremadura se sitúa en el 23%. O dicho de otra forma, en Cáceres se cura el 86% de los mayores, mientras que en la comunidad autónoma sale adelante solo el 77%.

La razón es la existencia de una Unidad de Cuidados Respiratorios Intermedios (UCRI), atendida por el servicio de Neumología del San Pedro de Alcántara. Es única en la región y de las pocas a nivel nacional. La estadística, facilitada por este servicio, corresponde a la segunda y a la tercera ola. En la primera, la mortalidad en Cáceres era muy superior precisamente porque esta unidad no estuvo operativa, ya que los especialistas que se encargan de ella fueron de los primeros sanitarios en infectase (se contagiaron nueve).

Su puesta en funcionamiento evita muchos de los ingresos en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). De hecho, en estos momentos, de no estar en marcha, la unidad de críticos estaría desbordada y en lugar de tener 11 camas ocupadas (según los datos de ayer), tendría 25. Tal y como explica su responsable, Jaime Corral, en este espacio lo que se consigue es «dar salida a estos pacientes graves evitando un ingreso en UCI y una entubación. En la UCI las probabilidades de entubación son muy altas y las probabilidades de que no se salga también», asegura. Esta entubación requiere una sedación que, en el caso de los enfermos covid, suele ser prolongada en el tiempo, ya que son pacientes de larga duración. Esto provoca además secuelas a otros niveles.

Cuando un enfermo de coronavirus ingresa en el hospital normalmente es atendido por Medicina Interna. Pero si sus niveles de oxígeno empiezan a bajar de forma importante se requiere su hospitalización en la planta de Neumología. Si esa necesidad de oxígeno sigue creciendo es cuando se valora su ingreso en la UCRI. Para decidir su hospitalización en esta unidad se tienen en cuenta tres parámetros: la presión y la saturación de oxígeno y la frecuencia respiratoria. Si esta última es muy alta significa que tampoco se puede respirar de forma óptima.

Ventilación no invasiva

En la unidad respiratoria se ofrece a los enfermos un tratamiento con ventilación mecánica no invasiva y otro que consiste en soporte respiratorio mediante el aporte de oxígeno de alto flujo; ninguno requiere de una entubación. En el primero (ventilación mecánica no invasiva), lo que se hace es proporcionar al paciente una presión positiva en la vía aérea que ayuda al sistema respiratorio a inspirar y a espirar; es decir, fortalece su musculatura torácica, mejora la oxigenación y facilita la eliminación de dióxido de carbono. «Esto ofrece una ventaja fundamental con respecto a la entubación y es que respeta los mecanismos de defensa de las vías respiratorias porque evita la invasión con un tubo de nuestra vía aérea. Si evito esto, lógicamente mis mecanismos de defensa ante una infección los tengo preservados. También es más cómoda para el paciente porque permite mantener una alimentación, una hidratación e incluso una expectoración», explica Corral.

La otra modalidad, la oxigenación de alto flujo, lo que hace es proporcionar oxígeno a muy elevadas concentraciones, que pueden llegar a ser hasta del 100%. «Este tratamiento tiene dos ventajas: ofrece un alto grado de humedad y una temperatura corporal de 37 grados. Esto es súper importante para que nuestras vías respiratorias no se dañen y sea más confortable para los pacientes».

La unidad funciona en la práctica muy similar a una UCI, ya que en ella los enfermos están monitorizados las 24 horas del día. Cuenta habitualmente con seis camas pero el pasado verano, ante la previsión de que llegara esta tercera ola, el jefe de Neumología solicitó una ampliación de ocho puestos más. Ahora hay 14 camas y en estos momentos están todas ocupadas. De hecho, tal y como reconoce su responsable, si no se hubiese ampliado la capacidad, «ahora estaríamos en una situación caótica».

Desde marzo han tratado a unos 200 pacientes (la mayoría en la segunda y en la tercera oleada) y de todas las edades. «Tenemos pacientes desde 25 y 30 años a mayores de 80 años. Ayer mismo -por el miércoles- ingresaron dos de 30 años. La única diferencia que tienen es el pronóstico, los pacientes más jóvenes tienen más probabilidad de que la evolución sea más favorable», afirma.

La del San Pedro de Alcántara fue la primera unidad de estas características que se puso en marcha en España. De hecho, el primer paciente al que se ofreció ventilación mecánica no invasiva en el territorio nacional fue en el hospital cacereño, en 1988 a una persona que padecía una enfermedad neuromuscular. Tienen experiencia en tratar este tipo de enfermedades pero en los pacientes covid encuentran muchas diferencias. «La infección por coronavirus ataca a muchos órganos y sistemas, pero a nivel pulmonar lo destroza. Realiza un cambio en la fisiología de los pulmones que los va convirtiendo en lo que llamamos pulmones blancos (por como se ve en una radiografía). La infección se va extendiendo por los dos pulmones y los convierte en un tejido duro como una piedra; eso es difícil de manejar y de ventilar. A eso se suma que la tormenta inflamatoria hace que todo el organismo esté afectado, a nivel hepático, cardiovascular,…», explica.

Lógicamente si con los dos tratamientos que ofrece la UCRI el paciente no mejora, tendría que ingresar en la UCI. «Pero si no tuviésemos esta UCRI los pacientes irían directamente a la UCI, colapsarían la UCI y muchos acabarían entubándose, cuando se les puede ofrecer un tratamiento realmente eficaz que evita esas entubaciones», asegura el jefe de la UCRI.