La multiplicación de los rebrotes de covid-19 en toda Europa invita, inevitablemente, a considerar la posibilidad de un nuevo cierre de fronteras para frenar la propagación del virus. En este contexto, la política transfronteriza es, en palabras de la vicepresidenta primera del Gobierno español, Carmen Calvo, una preocupación compartida con Francia. "Ponderar la salud y la vida así como las decisiones de carácter económico", ligadas de manera inevitable a "la necesidad de mantener nuestro mercado único y el espacio Schengen en las mejores condiciones posibles". Esta es la fórmula propuesta por la vicepresidenta durante un encuentro con corresponsales en París, donde este lunes se reunió con el primer ministro, Jean Castex, y con la alcaldesa de la capital, Anne Hidalgo.

"Tenemos visiones y preocupaciones en común con Francia, la mayor de ellas es el combate de esta pandemia y de cada uno de sus elementos", explicó Calvo durante el encuentro matutino, antes de evocar la necesidad de "afrontar la reconstrucción de la crisis que ha provocado esta pandemia en términos económicos y sociales". Una crisis cuya evolución dependerá en gran medida de la coordinación entre los socios europeos a la hora de imponer nuevas restricciones sanitarias.

Alcanzar este equilibrio entra la salud y la preservación del espacio común europeo, todo un quebradero de cabeza ante una crisis sanitaria cuya evolución es incierta, exige, según Calvo, "responsabilidad". A título de ejemplo, "el recital de responsabilidad que ha dado Europa con las decisiones de carácter económico que ha tomado para que salgamos de esta situación todos por igual", recordó la vicepresidenta haciendo referencia al acuerdo alcanzado el pasado 21 de julio entre todos los miembros de la UE para crear un fondo de 750.000 millones de euros destinado a ayudar a los países más afectados por la crisis sanitaria y por sus secuelas económicas y sociales.