Ayer ocurrió lo que se anunciaba desde hace días. Cáritas reabrió por la tarde en la calle Bravo Murillo de Badajoz el albergue para personas sin hogar, que funcionará durante 24 horas, para que puedan permanecer en estas instalaciones atendidas y con los recursos necesarios en confinamiento como marca el estado de alarma. El centro dispone de 20 plazas y el director de Cáritas Diocesana, Jesús Pérez, preveía que ya ayer se cubriesen todas. Solo podrán salir por causa justificada.

El albergue abrió en diciembre coincidiendo con la ola de frío para ofrecer a los ‘sintecho’ un lugar donde poder cenar y pasar la noche, pero cerró sus puertas el pasado día 12 porque Cáritas no podía garantizar las condiciones de seguridad e higiene exigidas por las autoridades sanitarias por la crisis del coronavirus. Pérez recordó que, aun siendo así, tenían pevisto que el albergue cerrase a finales de este mes porque es un recurso para el invierno. La diferencia es que ahora abrirá las 24 horas, no solo por las noches y de acuerdo con la Junta para garantizar las condiciones de seguridad y sanitarias de las personas acogidas y de los trabajadores.

El alcalde, Francisco Javier Fragoso, aseguró que hasta el pasado lunes no tuvo conocimiento de este cierre. El ayuntamiento se puso en marcha entonces con Cáritas, Cruz Roja, la Delegación del Gobierno y el Ejercito para encontrar una solución a estas personas, que no pueden permanecer en la calle sin más alternativa. El miércoles la Consejería de Sanidad se hizo cargo de este recurso, que seguirá gestionando Cáritas, pero hasta ayer no se resolvieron todos los escollos que han ido surgiendo.

Una de las mayores preocupaciones de Cáritas era la seguridad, pues se trata de personas que si viven en la calles es porque tienen problemas que pueden complicarse con el confinamiento. Estaba previsto que se encargase el Ejercitó, pero ayer la Delegación del Gobierno informó de que serían los cuerpos y fuerzas de seguridad. Mientras se aclaraba, Cáritas tenía prevista vigilancia privada.

El albergue cuenta con un catering para ofrecer cuatro comidas diarias, un servicio de lavandería y kits de higiene para los dos trabajadores que Cáritas contrata, los voluntarios y los usuarios, que «estarán acogidos con dignidad». La financiación corre a cargo de la Dirección General de Servicios Sociales, Infancia y Familia de la Junta. No será como el Centro Hermano, donde los usuarios reciben atención psicológica para su normalización, sino que este albergue responde a una emergencia sanitaria para que no haya personas viviendo en la calle. El director de Cáritas subrayó que las instalaciones se han abierto cumpliendo todas las recomendaciones sanitarias, como en el Centro Hermano y el Padre Cristóbal, aunque es «muy complicado». Tal es así que Jesús Pérez reconoció que «nos da vértigo esta situación, pero teníamos que responder».